jueves, 6 de octubre de 2022

Una reflexión de cumpleaños

 Una reflexión de cumpleaños


Hace una semana, el miércoles pasado cumplí 59 años, no puedo creer que ya tenga caso sesenta años. En mi interior sigo siendo el pelucón flaco que jugaba a la pelota, leía y tocaba el piano. Ya no soy flaco, tengo pelo, pero ya no es negro ni crespo y rara vez toco el piano.
Dejé pasar estos días para ver qué pensamiento o idea venía a mi mente y a mi corazón en este cumpleaños, luego de leer los saludos cariñosos de tantos amigos, los de siempre, los irreemplazables y los amigos nuevos con su alegría y cariño manifiesto que recibo hasta que se conviertan en irremplazables también.
Han transcurrido casi seis décadas desde que yo, un niño de familia pobre y esforzada nació en Santiago, un año antes que mi hermana Isabel, y 17 años antes que mi hermana Valeska. Al mirar atrás y unir los puntos, veo situaciones y circunstancias que solo el tiempo y la madurez actual permite valorar en todas sus dimensiones.
En 59 años ocurren muchas cosas, y he transitado muchos caminos. Conozco, creo, toda la paleta de emociones: he sido muy feliz, me he sentido solo, triste, rechazado, amargado, entusiasmado, expectante, agotado, sorprendido, esperanzado, herido, eufórico, muy cerca de Dios y muy lejos de Dios.
He transitado por pasillos de hospitales, nervioso, angustiado. He caminado en uno que otro aeropuerto, curioso, ansioso. He visitado cementerios más de una vez, he estado en aulas muchas veces. En calles solitarias también he caminado, sin más ruido que mi corazón palpitando sereno y nostálgico, sorprendido y enamorado.
En 59 años me he puesto de acuerdo con mi pasado, con personas, con situaciones, con sueños cumplidos y no cumplidos, con mis errores y mis aciertos, con mis urgencias y mis desidias, con mis palabras y mis silencios.
En todo este quehacer surge el contentamiento, esta es la idea que florece en 59 años. Dios me ha llevado más lejos de lo que alguna vez imaginé, ha roto mis propios límites, mis miedos. ha sacado aguas del desierto y ha hecho caminos en la soledad. Con amor eterno me ha amado, te bendigo con mis labios, maravilloso Jesús, Dios hecho hombre!
Un abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario