viernes, 11 de marzo de 2022

El pasado

Hola amigos, comparto con ustedes esta semana un pequeño texto que incluí en un nuevo libro que estoy escribiendo. Lo titulé:
                                                                       El pasado


 El pasado nunca es pasado si vivimos recordándolo, es una manera directa de hacerlo siempre presente, porque de alguna manera nos tiene atrapados o nos gusta el pasado y quisiéramos fuera presente. A veces nos hace sufrir, nos llena de nostalgia, y es una nostalgia dulce, que nos transporta a un tiempo que pensamos fue mejor. Éramos jóvenes y solo nos importaba un pequeño puñado de cosas, tal vez las más importantes, la belleza, una guitarra, una cara, un sandwich, un jeans. La alegría brotaba sin esfuerzo y el futuro era brillante. Moríamos por amor y el mañana no nos preocupaba. No había senderos y tampoco nos preocupaba. Nos teníamos a nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra arrogancia y eso bastaba. Pero no todo eran flores, había también espinas que nos pinchaban fuerte y sangrábamos, y nos dolía y cojeábamos y llorábamos (a escondidas para que nadie nos viera) y nos secamos las lágrimas y seguimos avanzando. En cada camino, en cada rostro, en cada discurso, en cada situación dejé algo de mí, en alguien que amé y que me amó, que también escribió algo en mí. En una canción que canté o que me cantaron, en un acorde de piano, en una mirada nueva, en una sonrisa cómplice, en un roce, en un espasmo, no quiero eso de vuelta, lo dejo allí. Mientras caminaba algunos me hirieron y yo herí a otros, perdí a algunos y otros me perdieron a mí. En el horizonte veo la sonrisa de conejo de un niño que me mira y me dice adiós con su manito, y que luego se gira y se va en dirección al sol. Veo un hombre bajito que en silencio, cansado camina y deja ver una sutil sonrisa desdentada mientras se soba la panza y se va sin decirme nada caminado cansado bajo la sombra de unos árboles incontables. No podemos olvidar el pasado. El pasado son los materiales de los que estamos hechos. Olvidar el pasado es olvidar algo de nosotros, es agredirnos, es negarnos, es borrarnos, censurarnos. Sanar no consiste en borrar el pasado, en olvidar personas, en cambiar situaciones, sino en reconciliarnos con todo aquello, con nuestros dolores, con nuestros traumas, con nuestras traiciones, con nuestros amores, con quienes fuimos entonces y con quienes somos ahora. No somos menos que nuestro pasado somos más que nuestro pasado. Soy la sonrisa de alguien, las palabras de alguien, los sueños de alguien, las expectativas de alguien, pero soy más que eso. Soy madre, soy almendro, soy flauta, soy beso, soy hermano, soy canciones, soy libros, soy lágrimas, soy carcajadas, soy sueños, soy Dios, pero soy más que eso. Sanar es reconciliarse, es perdonar, es perdonarse, es amar. Es recordar sin vergüenza, es mirar con orgullo, es levantar la cabeza y caminar, sin miedo, sin prisa, completo, sereno. JEB