lunes, 16 de marzo de 2009

El sufrimiento


SUFRIMIENTO
Juan E. Barrera
(Escrito dos años antes que mi hijo partiera al cielo)

El sufrimiento es uno de los temas difíciles de tratar no importa el punto de vista del que se aborde, siempre será algo difícil de encarar, y es que resulta imposible no conmoverse con lo que vemos a diario en la televisión o en otros medios de comunicación; hambre, guerras, torturas, crueldad inmisericorde, enfermedades. El impacto que el dolor produce en la vida de algunas personas incluso las lleva a preguntarse si existe Dios.
Pero, todos sufrimos, cual más, cual menos padece o ha padecido alguna de vez de un tiempo de tribulación o dolor. Algunas veces este dolor es producto de malas decisiones, como quien se equivoca en la elección del cónyuge, o sufre de alguna adicción. Otras veces se sufre como resultado de la irresponsabilidad de otros, como quien pierde a un ser querido a consecuencia de alguien que manejaba en estado de ebriedad o es víctima de un modo abusivo de poder, como alguien que trabaja mucho y gana muy poco, o una mujer que sufre de acoso. Todos sufren, ricos y pobres, famosos o desconocidos, creyentes y no creyentes en Dios, todos sufren.
¿Cuál es el aporte de la lengua griega en este tema? Son muchos los vocablos que indican o tienen la idea de sufrir y se traducen como sufrimiento, aflicción, dolor, pesar. Uno de ellos es el término JUPOFERO que significa “soportar o acarrear, estando debajo de la carga”, otro término muy usado en nuestros días es estar atribulado, en este caso la palabra tribulación no viene del griego sino del latín y se refiere al Tribulo que hace alusión a la herramienta usada para separar el trigo de la paja.
Estos dos vocablos son muy interesantes, puesto que aunque no nos dicen todo acerca del sufrimiento, al menos nos arrojan luz sobre un aspecto del sufrimiento. Sufrir es estar “debajo de la carga” es caminar cargando un pesado fardo, sufrir es caminar por la vida con los hombros encorvados por el peso. En algunas personas afligidas esto llega a ser casi algo visible realmente. ¿Por qué sufrimos? Esta es una pregunta difícil de responder, y mientras encontramos la respuesta el sufrimiento sigue allí, cargando la espalda de nuestra existencia ¿Qué hacer entonces? Lo mejor es intentar dar un sentido a ese sufrimiento, permitir que esa dificultad sea el rastrillo que separe el trigo de la paja en la vida. Son muchas las ocasiones en que el modo de vivir no permite a la persona darse cuenta del rumbo que lleva su vida, de la prioridades que sin darse cuenta ha realizado, de las cosas buenas que ha dejado de lado…y entonces… viene la dificultad, la enfermedad, la cesantía, el estrés, los cuadros ansiosos, las crisis de pánico, la muerte y en ese proceso, incomprensible muchas veces, lentamente comenzamos a pensar y a repensar en la dirección que nuestra vida ha llevado. El sufrimiento separa lo mejor de nosotros, aunque continuemos caminando “debajo de”no somos las mismas personas, quienes abrazan el perdón, si han sido víctimas, se tornan personas profundas, amorosas, humanas, si no hay perdón, entonces se tornan esclavos de fantasmas que no pueden matar y que constantemente rondan la vida arruinando todavía su existencia.
Víctor Frankl, un psiquiatra austriaco, prisionero en un campo de concentración nazi descubrió algo que cambiaría su vida y que daría origen a toda una corriente psicológica, la Logoterapia ,él es el autor del libro “El hombre en búsqueda del sentido”, descubrió que el sufrimiento, por muy grande que sea, no puede quitarnos nada mientras permanezca en nosotros un sentido, un algo por qué vivir la vida. Cada día Frankl podía predecir quienes morirían en unos pocos días, eran aquellos que frente al sufrimiento perdían el sentido de la vida: perdían su estado anímico, no se afeitaban, perdían el brillo en la mirada, no se levantaban, se dejaban morir. Estos eran quienes terminaban siendo asesinados por los nazis o se arrojaban a las alambradas electrificadas. En el sufrimiento podemos morir o podemos resucitar a otra vida, quizá no la misma, quizá muy distinta, pero vida nueva, con miradas nuevas, con valores nuevos, con amores nuevos, y con esencialidades nuevas.
Hablando acerca de las aflicciones que sus discípulos enfrentarían cuando El se fuera Jesús dijo “En el mundo tendréis aflicción pero confiad yo he vencido al mundo”. Estas palabras siguen siendo un poderoso apoyo para quienes creen, la esperanza, el sustento emocional y el sentido de la vida, el por qué vivir la vida sigue siendo Jesús de Nazaret, sus enseñanzas, la relación espiritual existente con los que creen en El, su persona. Jesús es el sentido frente al sufrimiento incomprensible, que aplasta, que oprime, sus palabras en el evangelio de Juan “voy pues a preparar lugar para vosotros”son además otra fuente de esperanza, esta vida continúa en el más allá, un lugar donde el dolor por fin desaparecerá. “Yo he vencido al mundo.”