Iglesia Cristiana Metropolitana
Santiago
de Chile
Domingo
17/11/2019
Serie: Hombres de Dios
Mensaje: Isaac. El abridor de pozos
Texto: Génesis 24-26
Introducción
Seguimos estudiando a los grandes hombres del AT buscando lecciones para
nosotros en el momento actual.
Ya hemos visto a Noé, a Abraham y en esta mañana veremos a
Isaac.
Hijo de Abraham y Sara nacido en Beerseba (Gn. 21:14, 31)
cuando su padre tenía cien años y su madre algo más de noventa (Gn. 17:17;
21:5). Era el hijo de la promesa que Dios le había dado a Abraham. Después del
nacimiento del niño, Sara reconoció gozosa que Dios le había dado motivos para
reír, pero con risa de alegría (Gn. 21:6).
Como recuerdo de estos acontecimientos, Abraham lo llamó
Isaac, «él ríe» (Gn. 21:3) Fue circuncidado al octavo día (Gn. 21:4) Isaac, el
hijo de la promesa y heredero legítimo, gozaba de mayores privilegios que
Ismael, hijo de Abraham y de la esclava (Gn. 17:19-21; 21:12; 25:5, 6).
Dios puso a prueba a Abraham con su hijo, ordenándole que lo
ofreciera en sacrificio (Gn. 22:6). Isaac no se resistió, por respeto a su
padre y a Dios. El ángel del Señor intervino, impidiendo el sacrificio en el
momento en que iba a ser llevado a cabo, y Abraham halló allí un carnero, que
ofreció en lugar del joven.
Isaac habitaba en el Neguev (Gn. 24:62). Sufrió
profundamente la muerte de su madre (Gn. 24:63, 67). Se casó a los cuarenta
años, pero no fue hasta los sesenta que tuvo hijos de su mujer Rebeca (Gn.
25:20, 26) Tenía una debilidad hacia Esaú, sabiendo que Jacob había sido
elegido por Dios para heredar la bendición (Gn. 25:21-26), y ésta le acarreó
una gran tristeza: verse privado durante muchos años de la presencia de su hijo
Jacob, y conocer el odio tomado por Esaú hacia su hermano.
Por orden de Dios, Isaac no descendió a Egipto en una época
de hambre (Gn. 26:1). Tuvo conflictos con los filisteos, que moraban en Gerar
(Gn. 26:6-30) en su búsqueda de pozos para sus ganados. Después del retorno de
Jacob, ya reconciliado con Esaú, pudo ver a su hijo y su descendencia, cuando
habitaba en Arba; Hebrón. Isaac, el hijo de la promesa (Gá. 4:22, 23) manifestó
su fe durante su vida de nómada, morando en su tienda, y bendiciendo a Jacob y
a Esaú «respecto a cosas venideras» (He. 11:9, 20) Murió a los ciento ochenta
años de edad, siendo sepultado por sus hijos (Gn. 35:27-29).[1]
I. Un hombre de meditación
Génesis 24: 62-63
“Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque
él habitaba en el Neguev.
Y había salido Isaac
a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí
los camellos que venían”
Reina Valera 1909
Y había salido Isaac a orar
al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los
camellos que venían.
Las versiones bíblicas están divididas para traducir meditar
u orar.
Meditar quiere decir: “Pensar detenidamente, con atención y
cuidado, reflexionar”
Orar es: Hablar con Dios usando palabras propias.
Esta es la primera característica mencionada en el libro de
Génesis para definir a Isaac. Estaba cayendo la tarde y había salido a orar.
Suponemos que las labores diarias en su tiempo no serían
menores que las que tenemos hoy, sin embargo, al parecer Isaac terminaba su día
en oración.
Esta característica espiritual, en los tiempos bíblicos no
se contraponía al concepto de virilidad. Era muy usual, en oriente, y hasta el
día de hoy que los hombres practicaran oración.
Algunos ejemplos en la Biblia:
Samuel
1 S 12:23 "Así que lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando
de rogar por vosotros..."
Daniel
Dn 6:10 "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró
en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como
lo solía hacer antes."
David
Sal 119:164 "Siete veces al día te alabo a causa de tus justos
juicios."
Salmo 119:62 "A medianoche me levanto para alabarte por tus justos
juicios."
Jesús
Marcos 1: 35: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y
se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”
La meditación y la oración son un pilar fundamental en el
crecimiento espiritual del cristiano en todos los tiempos, desde la antigua
Canaán hasta Santiago de Chile en el día de hoy.
Aplicación
1. ¿Terminamos el día en oración, agradeciendo al Señor por
ese día de trabajo?
2. ¿Hay gratitud al terminar un día de trabajo o hay quejas?
3. ¿Meditamos acerca de nuestra vida, el rumbo que lleva, si
estamos haciendo la voluntad de Dios, si estamos contentos?
II. Un hombre de fe
Génesis 25: 20-21
“y era Isaac de
cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de
Padan-aram, hermana de Labán arameo.
Y oró Isaac a
Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su
mujer.”
Esta segunda característica en la vida de Isaac coincide con
la de su padre y es un elemento común en los hombres del AT, la fe.
Es difícil definir la fe y no se conoce bien hasta que se
experimenta. Un acto de fe, una experiencia de fe enseña más que muchas
definiciones de fe.
Isaac, el hijo de la promesa, toma por esposa, bajo la
dirección de Dios, a Rebeca, en quien se cumpliría el pacto hecho a Abraham.
Una gran descendencia nacería de Isaac, pero su mujer es infértil y no puede
tener hijos.
¿Qué hace Isaac? Ejerce la fe y ora a Dios pidiendo un hijo
y Dios responde su oración y le da dos hijos.
¿Qué hace un cristiano cuando las circunstancias le son
adversas? Ora y ejerce fe.
Aplicación
1. ¿Cuántas oraciones respondidas hay en tu vida?
2. ¿Somos hombres y mujeres de fe?
3. ¿La fe es algo real en nuestras vidas?
III. Un hombre que abre pozos
Génesis 26: 18
“Y volvió a abrir
Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y
que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó
por los nombres que su padre los había llamado.”
Esta tercera característica se puede abordar desde distintas
aristas.
-Podemos pensar en el duro trabajo que significa cavar o
reabrir un pozo.
-En la alegría que significa ver salir agua fresca en un
lugar desértico
-En la nostalgia de ver fluir agua fresca de un pozo
construido por su padre
- En la necesidad de tener agua fresca para la vida
cotidiana
En este capítulo se dice 7 veces que Isaac abrió pozos y es
muy difícil abstenerse de sacar lecciones metafóricas de este acto de cavar
pozos.
Aplicación
1. Cavar un pozo espiritualmente hablando significa mirar
dentro de nosotros mismos
2. Cavar un pozo significa que hay que hacerlo en
profundidad para encontrar el agua.
3. Es imposible no pensar en el pasaje de
Juan 7:38:”El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva”
4. Para tener agua fresca hay que volver a abrir los pozos
que las malas experiencias, el desánimo, el pecado han tapado.
Conclusión
Isaac nos enseña tres lecciones:
1. La necesidad de meditar y orar
2. La necesidad de ejercer la fe
3. La necesidad de “abrir nuestros antiguos pozos