domingo, 2 de junio de 2013

Una educación de calidad
Ps. Juan E. Barrera. Blog Contra el mundo a favor del mundo


Mucho se ha dicho y escrito acerca de una educación de calidad abordando distintos aspectos del tema: el nivel sociocultural de los alumnos, el desarrollo de las habilidades cognitivas, el número de alumnos por sala, la cobertura, los derechos humanos, la contingencia curricular, recursos, etc, sin embargo el tema sigue pendiente. Sería muy pretencioso intentar resolver este tema en unas pocas palabras, empero, en mi rol de profesor he observado con los años, la carencia de al menos tres aspectos que podrían mejorar la calidad de la educación y que por supuesto también están estudiados.
Primero, se necesita recuperar la noción de sujeto, esto es clave, saber a quien se educa. El sujeto en occidente es difuso. No basta la mirada humanista griega, se necesita una noción de hombre que sea íntegra, completa, algo que trascienda al modelo bio-psico-social. La noción cristiana del hombre sigue siendo el mejor modelo. En esta visión el hombre se santifica, se dignifica, se explora todo su potencial, obtiene significado, evita la explotación del hombre por el hombre.
Segundo, se necesita recuperar la autoridad en la educación. ¿En mano de quién está la autoridad hoy? ¿En el estado, en la familia, en la institución, en los profesores? Hay una crisis en la educación porque Occidente está en crisis y se acentúa en la institución escolar donde juega un papel clave. ¿Se puede ejercer liderazgo sin autoridad? La falta de autoridad influye en todos los aspectos educacionales, en el rendimiento, en la conducta del alumnado, de las familias, en el liderazgo académico. Para que exista una educación de calidad se debe recuperar la autoridad.

Tercero, una educación de calidad pasa por la motivación que logra entre sus educandos. En la educación no hay motivación (motivos) para estudiar con excepción de un pequeño grupo que es el que se refleja en los estudios internacionales. Para la gran mayoría la educación es un rito social que hay que cumplir ojalá con el menor esfuerzo, para trabajar, por status, u otras razones pero no por aprender. Muchos son víctimas de la desesperanza aprendida “nada de lo que yo haga va a cambiar la situación”. La situación descrita es el resultado, en parte del rechazo de la educación formal a los fundamentos cristianos. En medio de esto Dios nos sigue preguntando “¿Con que limpiará (preparará) el estudiante su futuro? Con obedecer mi palabra. Salmos 119:9