Una
educación de calidad
Ps. Juan E. Barrera. Blog Contra el
mundo a favor del mundo
Mucho se ha dicho y escrito acerca de
una educación de calidad abordando distintos aspectos del tema: el nivel
sociocultural de los alumnos, el desarrollo de las habilidades cognitivas, el
número de alumnos por sala, la cobertura, los derechos humanos, la contingencia
curricular, recursos, etc, sin embargo el tema sigue pendiente. Sería muy
pretencioso intentar resolver este tema en unas pocas palabras, empero, en mi
rol de profesor he observado con los años, la carencia de al menos tres aspectos
que podrían mejorar la calidad de la educación y que por supuesto también están
estudiados.
Primero, se necesita recuperar la noción
de sujeto, esto es clave, saber a quien se educa. El sujeto en occidente es
difuso. No basta la mirada humanista griega, se necesita una noción de hombre
que sea íntegra, completa, algo que trascienda al modelo bio-psico-social. La
noción cristiana del hombre sigue siendo el mejor modelo. En esta visión el
hombre se santifica, se dignifica, se explora todo su potencial, obtiene
significado, evita la explotación del hombre por el hombre.
Segundo, se necesita recuperar la
autoridad en la educación. ¿En mano de quién está la autoridad hoy? ¿En el
estado, en la familia, en la institución, en los profesores? Hay una crisis en
la educación porque Occidente está en crisis y se acentúa en la institución
escolar donde juega un papel clave. ¿Se puede ejercer liderazgo sin autoridad?
La falta de autoridad influye en todos los aspectos educacionales, en el
rendimiento, en la conducta del alumnado, de las familias, en el liderazgo
académico. Para que exista una educación de calidad se debe recuperar la
autoridad.
Tercero, una educación de calidad pasa
por la motivación que logra entre sus educandos. En la educación no hay
motivación (motivos) para estudiar con excepción de un pequeño grupo que es el
que se refleja en los estudios internacionales. Para la gran mayoría la
educación es un rito social que hay que cumplir ojalá con el menor esfuerzo,
para trabajar, por status, u otras razones pero no por aprender. Muchos son
víctimas de la desesperanza aprendida “nada de lo que yo haga va a cambiar la
situación”. La situación descrita es el resultado, en parte del rechazo de la
educación formal a los fundamentos cristianos. En medio de esto Dios nos sigue
preguntando “¿Con que limpiará (preparará) el estudiante su futuro? Con
obedecer mi palabra. Salmos 119:9
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