viernes, 10 de junio de 2011

DEPRESIÓN Y VIDA CRISTIANA


DEPRESIÓN Y VIDA CRISTIANA
Juan E. Barrera
La depresión es el azote del mundo moderno. Cada día son más las personas que se sienten tristes y esto es una contradicción con lo que habitualmente se ve y escucha en los medios de comunicación de masas, donde todo el mundo se ve feliz: la dueña de casa, el ejecutivo, el enfermo, el niño, el trabajador, etc. La realidad es otra. Cada día crece más la tristeza en el mundo. ¿Qué emoción o pensamiento hay detrás de la depresión? El de una pérdida. La persona que experimenta una pérdida, si esta no es bien manejada produce una depresión, que es un trastorno del ánimo caracterizado por una sensación de tristeza, de pena, de falta de energía, trastornos del sueño, insomnio o hipersomnia que en los casos severos incapacita a la persona para realizar sus labores cotidianas. ¿Qué es lo que hemos perdido que nos provoca tanta tristeza y como una correcta práctica de la vida cristiana puede ayudar a vencerla?. Hemos perdido muchas cosas, hemos perdidos seres muy queridos, otros han perdido su salud, un gran amor, el prestigio, la dignidad, el auto respeto, bienes materiales, etc. Son muchas las pérdidas, pero todas ellas producen la sensación de que valemos muy poco. Nos miramos a nosotros y vemos todo malo, todo negativo. Un buen amigo cristiano, que conozca la palabra del Señor puede ayudar a cambiar estos pensamientos. No importa la situación que se viva, siempre seremos hijos muy amados de Dios, aunque no lo sintamos, ni lo creamos. La palabra de Dios debe calar en nuestros corazones y renovar esa verdad. No todo está malo en nosotros, seguimos siendo amados por Dios. Otra característica de los deprimidos es una visión nefasta de sus circunstancias actuales ¡y con razón! A veces la vida es muy cruel, irónica, terrible y sorprendente. No hay que juzgar al deprimido, hay que escucharlo, que cuente como está viviendo y viendo su situación. Siempre es negativa. Una ayuda espiritual será aquella que ayude al deprimido a mirar más allá de sus circunstancias, ¡qué difícil cuando se está sufriendo! Un buen amigo cristiano debería enfatizar la soberanía de Dios, la gracia multiforme de Dios, la fe, la esperanza y el amor. Finalmente un tercer elemento del deprimido es una visión negativa del futuro. El que sufre no tiene futuro, sólo presente y este siempre es negativo y doloroso, por lo tanto una ayuda cristiana verdadera será aquella que ayude al deprimido a mirar su futuro no con sus ojos físicos sino con los ojos de la fe. Apartar los ojos de la soledad, de la falta de sentido, del dolor, de sí mismo y colocarlos en las promesas de Dios respecto del futuro, en su control, en su actuar final, en sus propósitos últimos. Estas tres ayudas traerán alivio al deprimido. Es un trabajo a mediano plazo. No se debe juzgar, no se debe apurar. Se debe tener compasión, un corazón grande hasta que el gozo vuelva otra vez.