Santiago de Chile
Domingo 26/07/2015
Titulo: “Jesús y los discípulos trabajando juntos”
Texto: Marcos 1:29-31
Introducción.
El Señor al marcharse de esta tierra dejó bien en
claro cuál era el propósito de la iglesia en el mundo, id y hacer discípulos,
estar con la gente y aquí al inicio de su ministerio ya es posible ver como su
labor se va dirigiendo en esa dirección.
Ya me he referido con anterioridad al dinamismo
presentado en el evangelio de Marcos. La sección en la que centraremos la atención
en esta mañana corresponde a los versículos 29-31 que ocurre en la casa de Simón
Pedro y que transcurre en un solo día en la vida y ministerio del Señor.
Después de asistir a la sinagoga por la mañana,
Jesús y sus primeros discípulos va a la casa de Simón Pedro: Pedro, Andrés su
hermano, Juan y Jacobo. ¿A almorzar? Tal vez
Al llegar a la casa la suegra de Pedro, la madre de
su esposa, estaba enferma. Los dos relatos paralelos, Mateo y Lucas, al igual
que Marcos describen la enfermedad como FIEBRE, que era la evidencia observable
de alguna otra enfermedad que la mujer tenía.
Las palabras griegas no dan mayor información sobre
que tenía la mujer. Agregan que estaba en cama, otro pasaje dice “postrada en
cama” y Lucas dice literalmente “Estaba tomada de fiebre.
De este breve relato que hace Marcos de este
incidente podemos obtener al menos dos enseñanzas para reflexionar en esta
mañana.
I. El
trabajo de los apóstoles: “Hablar a Jesús de los enfermos”
“Y enseguida le hablaron de ella”. V. 30.
El pasaje paralelo de Lucas dice “le rogaron por
ella”.
Esta situación familiar particular, cotidiana,
ocurrida en la intimidad del hogar de Pedro, viene a ejemplificar o ser un
prototipo del ministerio, de la labor que los apóstoles realizarían en el
futuro. También nos habla del carácter de Cristo en lo privado, cuando la gente
no lo observaba, cuando estaba a solas con sus amigos. Podemos observar total
coherencia, transparencia, honestidad que es con lo que todos luchamos y es la
debilidad de muchas personas públicas. Recordemos el caso de Levi-Strauss del
Banco Mundial o de algunos de las personas de nuestra clase política.
Este trabajo consistiría en poner en contacto a las
personas con Jesús. Ser un puente entre los enfermos físicos y entre los que
contagiados con la fiebre de la maldad estarían imposibilitados de moverse y
acudir a Jesús. Ellos tendrían que presentar estas personas a Jesús, porque
ellos solos jamás lo podrían hacer.
Este milagro “privado” poco a poco iría abriendo
los ojos de los apóstoles acerca de la persona y ministerio de Jesús. Ellos
recién lo estaban conociendo. Durante la mañana lo habían visto exponer la
Palabra en la sinagoga, expulsar al demonio del hombre, y ahora
“envalentonados” tal vez, por estas experiencias le hablan al Señor de la mujer
enferma.
La salud siempre ha sido una de las necesidades
esenciales del bienestar humano. Forma parte de la felicidad de las personas y
no debe ser mirada en menos o quitarle importancia.
Con la caída del hombre en pecado, como resultado
de su rebelión hacia Dios entró la enfermedad en el mundo y con ello la
tristeza y el dolor físico y emocional.
Cada día millones de personas sobreviven a
enfermedades crónicas y dolorosas que las limita o incapacita y millones de
personas mueren alrededor de todo el mundo víctimas de alguna enfermedad, la
que no respeta edad o status. Hombres, mujeres y niños dejan este mundo a
diario como resultado de alguna enfermedad y lo seguirán haciendo mientras este
mundo exista. Los avances de la medicina son pocos en relación al total de
enfermedades y dolencias.
Se enferma el hombre inteligente, y se enferma el
hombre con retardo más profundo. Se enferma el rico y se enferma el pobre, la
bella y la fea, el creyente y el no creyente, el niño y el adulto, todos
enfermamos.
La labor de los apóstoles tipificado en esta pasaje
es hablarle a Jesús de estas personas. Llevar a estas personas a un encuentro
con Jesús. Es el Señor quien sana, no son los apóstoles. La labor de ellos fue
ser un puente entre ambos.
APLICACIÓN
1. En la actualidad parte del ministerio cristiano
sigue siendo el de hablar a Jesús de los enfermos. Poner en contacto a los
enfermos con el Maestro, con el Restaurador y Sanador.
Lo que debemos evitar son los extremos:
a. La Incredulidad aprendida o de escuela. Cuestionar
si la sanidad sigue vigente aún y pontificar sobre ello y negar a las personas
la posibilidad de ser sanadas por el Señor.
b. Sobre enfatizar la sanidad divina y optar por la
sanidad como una obligatoriedad divina en cada situación.
Ni lo uno ni lo otro es el trabajo del creyente. La
labor es hablar a Jesús de nuestros enfermos y confiar que en la voluntad del
Señor él hará lo que considere mejor.
2. La responsabilidad o trabajo del creyente no es
discutir acerca de la sanidad. La responsabilidad es del Sanador y el enfermo.
Dios hablará a la persona enferma y esta sabrá lo que Dios ha decidido porque
Dios se lo revelará.
3. Hay personas en la Biblia que fueron sanadas
inmediatamente, como el ejemplo que estamos viendo, sin embargo, el propio
apóstol Pablo da testimonio en 2 Cor. 12 que tres veces pidió al Señor que le
sanara, pero Dios le dijo que no.
En 1 Timoteo el mismo apóstol recomienda a su
discípulo-pastor que beba un poco de vino a causa de sus problemas estomacales.
4. Lo principal es que Dios sea glorificado y a veces
el trae gloria a sí mismo sanando milagrosamente a las personas, de lo que hay
muchísimos ejemplos y otras veces él se glorifica en no sanar y llenar de su
gracia al enfermo, de contentamiento y fuerzas para vivir día a día. Es un
misterio que solo Dios conoce.
II. El
trabajo de Jesús: Sanar a los enfermos. “Y la tomó de la mano y la
levantó” v. 31
Los apóstoles hicieron su trabajo, le hablaron a
Jesús de la suegra de Pedro que estaba enferma. La pusieron en contacto con él.
Ahora todo dependía de Jesús.
El texto dice que Jesús se acercó y la tomó de la
mano y la levantó. Tres verbos que indican y que muestran la actitud, el
proceder y la disposición del Señor hacia la enferma y que una vez más
tipifican su ministerio entre las personas.
a. Se acercó. Vemos aquí la actitud de
este Jesús Dios-hombre-rey-siervo. Se acerca al enfermo y a la enfermedad, sin
temor, sin recelo, sin escrúpulo. Un Dios amoroso que acorta la distancia entre
lo infinito y lo finito, entre lo santo y lo impuro, un Rey que no avasalla a
sus súbditos sino los ama, los mira de cerca, y les sonríe. Tan distinta a la
actitud de las pocas realezas que todavía quedan entre nosotros, llenas de
lujo, de dinero y con un estilo de vida disipada ¡ y qué aún así gozan de la
admiración de muchos!
El apóstol Pablo nos recuerda que Jesús dejo su
gloria, que se hizo pobre siendo rico y que se despojó a sí mismo ¡Qué Rey!
¡Qué cercanía! “El es mi Rey o cuánto yo le amo, no hay otro como él”
cantábamos cuando éramos jóvenes ¡maravilloso Jesús!
b. Le tomó
de la mano. Jesús no solo se acerca a la mujer, una mujer casada, no sabemos si
rompió algún protocolo, (otras veces lo hizo y siempre en función de la
persona) pero la toma de la mano, la toca, tiene un contacto físico con ella.
Un hombre santo en el concepto judaico tradicional no tocaba a nadie, los
fariseos, escribas, saduceos jamás iban a tocar a alguien enfermo. Jesús tocaba
a las personas como forma habitual de transmitir su misericordia, su amor.
Veremos más adelante en el mismo evangelio de Marcos que toca a muchas otras
personas.
c. La
levantó. Tomándola de la mano la levanta. La obliga a ponerse de pie, ya
sana.
La mujer en gratitud por la sanidad, les servía.
Tuvo ese privilegio de servir personalmente al Señor., servir a su mesa,
escucharlo hablar, reír.
APLICACIÓN
1. Jesús sigue siendo el Sanador en el día de hoy.
Su amor y compasión no ha cambiado. Él aún desea sanar a muchas personas
alrededor nuestro, parte de su misericordia es sanar a las personas.
2. Jesús se sigue acercando, a través de su iglesia
a los enfermos de este mundo. Enfermos físicos y enfermos del alma.
La iglesia debe reflejar el amor de Jesús, la
santidad de Jesús, la gracia y misericordia de Jesús y transformar todo eso en
compasión.
3. Jesús, a través de su iglesia sigue tocando y
levantando a los enfermos.
Mujeres: El Señor se acerca, las toca y las levanta
en esta mañana, no importa por lo que hayan pasado o cuáles hayan sido sus
experiencias o historias, el Señor las toca y las levanta en esta mañana, para
bendecirlas y sanarlas.
CONCLUSIÓN
Este pasaje tan íntimo, nos muestra un hecho
ocurrido en la intimidad del hogar de Pedro y nos ha enseñando al menos dos
cosas:
1. El trabajo de los apóstoles, hablar a Jesús de
los enfermos
2. El trabajo de Jesús, sanar a los enfermos.
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