Santiago
de Chile
Domingo
19/07/2015
Título: “La autoridad absoluta de Jesús”
Texto: Marcos 1: 16-20
Introducción.
En los mensajes anteriores hemos dicho
que llama la atención en el evangelio de Marcos los verbos que indican las
acciones del Señor, este Dios-hombre-Siervo-Rey que según sus propias palabras
vino al mundo a servir y no a ser servido. Solo en el capítulo 1 encontramos
palabras como “vino”, “le impulsó”, “estuvo”,”después que”, “Predicando”,
“diciendo”, “andando junto al mar”, “pasando de allí”.
La sección correspondiente a los
versículos 21-28 que veremos hoy también comienza con una acción “Y entraron en
Capernaum”. Ciudad situada en la ribera del Lago Genezaret o mar de Galilea, al
NO. El texto da entender que Jesús y sus primeros seguidores estuvieron allí un
buen tiempo. En esta ciudad, había una sinagoga y los días de reposo el Maestro
entraba y enseñaba.
De esta narración, en esta mañana
quisiera sacar dos enseñanzas basadas en la actividad y el modo como Jesús practicaba
su ministerio y que podríamos aplicar a nuestra vida en el día de hoy.
I. La autoridad de Jesús sobre la
Palabra de Dios. v. 21 “enseñaba”
Jesús entra a la Sinagoga judía y
enseñaba. Esto no era nuevo, era la forma tradicional de la liturgia judaica.
Tomar un manuscrito del AT. leerlo y luego hacer un comentario. Un ejemplo de
esta práctica lo encontramos en Lucas 4:16-18.
Una vez que terminó su exposición se
notó la diferencia, aquí vino la reacción de los oyentes:
1.”Se admiraban de su doctrina”v.22. El
pasaje paralelo de Lucas 4: 32 dice se “maravillaban”
Admirarse
quiere decir “ser sorprendido, ver,
contemplar o considerar con estima o agrado especiales a alguien o algo que
llaman la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias” y maravillarse
quiere decir Causar admiración a alguien, ver con admiración.
Jesús sorprendió a todos los oyentes con
sus palabras, la reacción de la gente fue totalmente diferente a lo que ocurría
cuando los escribas comentaban la Escritura, la gente resumió la diferencia : Jesús
lo hacía con autoridad.
Esta admiración pudo venir de dos
fuentes: la primera, admiración porque sabían que Jesús no era un maestro
reconocido en la ley, aunque recién se estaba dando a conocer, el libro de
Marcos y los otros evangelios nos revelan el desprecio de la “clase religiosa”
por Jesús que pronto surgiría. Así que la admiración bien pudo surgir al oír de
labios de un judío “común” la Palabra de Dios, sorpresa al ver y escuchar al
“hijo del carpintero” exponiendo la Torá.
La otra posibilidad es que la diferencia
estuvo en la manera como el Señor lo hizo, el verso 22 dice que lo hizo con
autoridad “exousia” en el griego, que indica la autoridad real y divina de la
que él estaba revestido. ¿Cómo se manifestaría esta autoridad al tomar el texto
y leerlo? no lo sabemos, pero debió ser distinta a todo lo que los judíos
acostumbrados a oír la Torá y tradiciones que por siglos, habían escuchado.
¿Sería el tono de voz, la postura corporal, la mirada, la solemnidad, el
cariño, la profundidad?
Autoridad quiere decir: poder,
legitimidad, solemnidad. Fue tal la diferencia, la autoridad con que Jesús
expuso la palabra que el texto dice que los oyentes se “admiraban”, el texto en
Lucas dice “maravillaban”. Esa fue la reacción de las personas.
Ellos escucharon la Palabra expuesta
como nunca lo habían oído y eso produjo una impresión profunda en ellos.
Aplicación
1. Jesús es el modelo a seguir en todo y
de manera especial en como emplear las Escrituras, como citarlas, y como
exponerlas.
2. La Palabra de Dios debe causar una
reacción al ser escuchada, no puede dejar indiferente al que oye, para ello
debe ser predicada con autoridad.
3. Esta autoridad proviene de al menos
dos esferas:
-la esfera humana, el correcto trabajo
exegético y la preparación de cada exposición. La improvisación nunca ha
formado parte de los planes de Dios. La autoridad del predicador surge de la
apropiada preparación intelectual del predicador.
Sin embargo, una correcta exégesis y una
apropiada preparación de la exposición no asegura la autoridad ni la reacción
esperada en los oyentes, pero aún cuando el predicador no tiene ninguna
expectación de su propia predicación. Hay una tendencia a creer que la correcta
exégesis basta, en muchos casos, esto resulta en orgullo o abierta arrogancia y
menosprecio por el que tiene menos preparación intelectual. La exégesis y
preparación intelectual sin la actitud apropiada, sin carácter crea divisiones
más que bendiciones.
Bounds ha dicho:”esta predicación de la
letra se ocupa de la superficie y de la apariencia, y no del corazón de las
cosas. No penetra las verdades profundas. No se ha compenetrado de la vida
oculta de la Palabra de Dios. Es sincera en lo exterior, pero el exterior es la
corteza que hay que romper para recoger la substancia. La letra puede
presentarse vestida en tal forma que atraiga y agrade, pero la atracción no
conduce hacia Dios. El fracaso está en el predicador. Nunca se ha puesto en las
manos de Dios como la arcilla en las manos del alfarero.”
-la esfera divina, la apropiada preparación
intelectual del predicador al acercarse a La Escritura sumada a la preparación
espiritual del predicador o creyente es lo que da la autoridad. El tiempo vertido
en la oración, un examen de conciencia regular, una vida que propenda a la santidad,
al carácter de Cristo es el camino.
El mismo Bounds escribe: “El verdadero
sermón tiene vida. Crece juntamente con el hombre. El sermón es poderoso cuando
el hombre es poderoso. El sermón es santo si el hombre es santo. El sermón
estará lleno de unción divina siempre que el hombre esté lleno de la unción
divina.
Veamos a continuación el segundo aspecto
de la autoridad de Jesús.
II. La autoridad de Jesús sobre el mundo espiritual: v. 27 “¿Qué es
esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad nada aún a los espíritus
inmundos, y le obedecen?.
Llama la atención el énfasis puesto por los oyentes en la doctrina, eso
era todo lo que ellos conocían, la doctrina, la ortodoxia. Jesús viene a darle vida
a esta ortodoxia.
En la sinagoga, donde cada sábado se reunían para oír la doctrina,
había un hombre poseído por un demonio. Lo santo y lo inmundo en un mismo lugar.
Lo natural y lo sobrenatural conviviendo, lo divino y lo satánico ¡qué sorprendente!,
tal vez eso no ha cambiado, basta ver nuestro mundo caído . Este demonio al ver
u oír a Jesús se manifestó diciendo “¡Ah que tienes con nosotros, Jesús
nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quien eres el Santo de Dios.
La autoridad del Maestro quedó demostrada en:
1. Es reconocido por el demonio, quien destaca la santidad de Jesús y su
divinidad
2. El demonio reconoce su derrota y la victoria de Jesús
3. Jesús reprende al demonio con el poder de su sola palabra llena deautoridad
3. Le ordena guardar silencio al demonio. No le permite hablar
4. Saca al demonio del hombre
5. Consigue la obediencia del demonio
La reacción de la gente fue de asombro, al parecer nunca habían visto
un acto como este. El hombre tal vez frecuentaba la sinagoga, formaba parte de
los oyentes habituales, no obstante convivía en él este espíritu inmundo, Lo
natural con lo sobrenatural relacionándose ¿Influiría de alguna forma el
espíritu en las opiniones o conducta de este hombre en la sinagoga?
Este pasaje arroja luz, desde el inicio, acerca de la figura de Jesús y
toda la autoridad y respaldo que recibió del Padre en su ministerio. Nos enseña
también acerca del equilibrio apropiado entre letra y Espíritu, entre palabra y
obra, entre devoción y acción, entre Palabra y Espíritu.
El apóstol Pablo comprendió muy bien este equilibrio cuando escribió en
1 Corintios 2:4: “y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder”
1 Corintios 4:20: “Porque el reino de Dios no consiste en palabras,
sino en poder”
Aplicación
1. El Señor nos muestra el equilibrio entre estas dos esferas, Palabra/Espíritu
para ejercer la autoridad en un ministerio sano.
El énfasis en la doctrina per se no necesariamente crea los frutos que
se esperan. Muchos cristianos cultivan su intelecto y casi llegan a “adorar” el
texto bíblico, sin embargo este no produce ningún cambio en sus vidas.
En muchos casos produce orgullo, un falso sentido de superioridad y la
actitud de ser dueños de la verdad, un espíritu combativo, crítico.
La doctrina por la doctrina no puede producir el fruto que es del
Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, templanza,
mansedumbre. Este fruto es resultado del Espíritu.
La alegría como testimonio, la esperanza como un estilo de vida, el amor
en las relaciones, la paz en las dificultades.
2. El Señor Jesús, en el evangelio de Mateo dice:
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras
y el poder de Dios.
Con estas palabras el Señor reprende a los saduceos y les dice que
ellos no conocían ninguna de las dos esferas, ni la natural ni la sobrenatural.
Hoy hay grupos que ignoran las Escrituras y ponen todo su énfasis en el
“poder de Dios”, grupos con abundantes manifestaciones atribuidas al Espíritu
Santo, pero que no siempre se enmarcan en una sana práctica neotestamentaria.
Otros grupos ponen todo su énfasis en Las Escrituras, en un determinado
grupo de doctrinas provenientes de una larga tradición o de mediados del siglo
XX que autodenominan “sana doctrina”, estos grupos bien podrían ser
identificados con los que ignoran el poder de Dios. Lo sobrenatural para ellos
es escaso, es causa de sospecha, de duda eterna.
Y en palabras del Señor podrían existir grupos que desconocen ambas
cosas. Grupos que crecen fundamentados en la personalidad del líder, en
experiencias emocionales profundas, en revelaciones particulares o en la
tradición, donde se desconocen la Biblia y el poder de Dios.
Conclusión
En este pasaje, Jesús nos muestra toda su autoridad, una autoridad
plena, absoluta, real, mesiánica que se manifiesta en:
-Su manera de exponer las escrituras, de darles vida, frescor, lo hace con
autoridad
-Su autoridad frente al mundo natural, en este caso, un espíritu
inmundo, que se le somete y obedece.
De ambas situaciones podemos sacar lecciones importantes para nuestro
crecimiento espiritual equilibrado.
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