martes, 25 de enero de 2011

Hijo me cambiaste dos veces


Hijo, me cambiaste dos veces
Juan E. Barrera

Joaquín, me cambiaste dos veces, ahora que se cumplen dos años, dos veranos, recién puedo hablar y lo hago a medias. Me cambiaste la primera vez, ese mes de noviembre de 1999 cuando llegaste esa mañana, en silencio, sin abrir los ojos, sin sonreír, pero me cambiaste esa mañana. Entonces era todo alegría, recuerdo cuando te fuimos a buscar con tu hermano tomado de mi mano, curioso, expectante como todos. Te llevamos a la casa en el auto del tata y comenzamos un camino que nunca pensamos sería tan breve, de aprendizaje, de risas, también de algunos llantos, un camino de vida con todas sus cosas, pero por sobre todo un camino de alegría. Los 9 años que te tuvimos fueron de mucha alegría.
Esa alegría es proporcional a la tristeza que sentimos de no tenerte. Han pasado dos años desde que me cambiaste por segunda vez, con tu partida, inesperada y repentina despedida. Toda la alegría previa se tornó entonces en tristeza. No me cambiaste sólo a mi, sino a todos los que te amamos, tu mamá, tu hermano, tus abuelos y tíos. Ha sido muy duro vivir sin ti, y de sólo escribir estas palabras me lleno de pena, pero no es secreto para nadie que no soy el mismo desde que te fuiste, que algo de mi se fue contigo, quedarse es también una manera de irse y estoy consciente de ello. La vida tiene otro ritmo desde que no estás. Estos dos años han sido muy extraños, me parece que no ha pasado tanto tiempo, porque no ha pasado un día de este tiempo en que no me acuerde de ti, tu risa y tus palabras todavía resuenan fuerte en mis oídos y tus ojos no se me olvidan y ojalá que nunca se me olviden y es que me cambiaste dos veces.
La vida es más triste desde que te fuiste, no hay duda, el sol brilla de otra manera y los atardeceres en Santiago de Chile me causan mucho dolor, me pregunto cuál de esa nubes de colores serás tú y cuánto tiempo tendrá que pasar para volver a verte otra vez. Las personas que me quieren me hablan del cielo y que donde tú estás es mejor y yo creo eso, pero por dentro siento una ganas tremendas de verte y no me importa el cielo, soy egoísta y quisiera tenerte aquí conmigo, jugando en la piscina, viendo televisión, cantando a los Rebeldes, rayando las paredes de la casa, lo que pasa hijo es que me cambiaste dos veces.
Dos años es muchísimo tiempo sin verte y de sólo pensar que tengo que pasar todo el resto de mi vida sin ti me llena de una angustia terrible y prefiero no pensar en ello porque las lágrimas me brotan espontáneas y no se como parar. Voy a vivir un día a la vez porque no puedo hacerlo de otra manera. Joaquín, me cambiaste dos veces, cuando llegaste y cuando te fuiste.

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