Juan E. Barrera
Para muchos creyentes evangélicos
con años de experiencia no nos resulta indiferente el ambiente
cristiano-protestante actual. Los medios de comunicación de orientación
cristiana llegan a millones de personas en muchas partes del mundo, pero sin
filtro. Si nos tomamos el tiempo suficiente para oír con atención lo que se
predica y lo que se hace en los cultos y escarbamos un poquito, podremos
descubrir algunas similitudes con otros cultos no cristianos y con el hilo
conductor de muchos de ellos, la magia. La magia está presente en nuestros
días. Es una contradicción que seamos una sociedad del conocimiento, de la
razón y que al mismo tiempo co exista todo un pensamiento mágico y que además
este se le atribuya a lo religión como un reproche. Su presencia la podemos
notar en la literatura, en el cine, en las caricaturas, en diversos cultos de
moda, etc.
Para algunos podrá parecer
exagerado y hasta una ofensa lo que acabo de decir, pero mi propósito no es
ofender ni herir, ni criticar a nadie, sino reflexionar sobre las prácticas de
lo que hoy llamamos evangelio y con esto tampoco me apropio de la verdad, solo
reflexiono, pienso, y pienso.
Una definición de magia dice que
“se trata del arte con el cual se pretende producir resultados que son
contrarios a las leyes naturales. Dicho arte se vale de palabras, conjuros y
diversos actos y elementos.” Otra definición dice que son los magos, los brujos
y los hechiceros quienes administran la magia. Algunos dicen tener poderes
sobrenaturales y otros se presentan como vehículos de Dios.
El evangelio tiene
un elemento sobrenatural, Dios es sobrenatural, su obra es sobrenatural, la
Biblia es sobrenatural y no se puede obviar ni quitar, aunque algunas posturas
teológicas sin ellos darse cuenta han despojado lo sobrenatural, lo
verdaderamente mágico de la fe y se revelan racionalistas por demás, arrojando
al pasado todo lo que no pueden explicar.
Pero veamos las
similitudes que yo encuentro y con las que tú, lector no tienes por qué estar
de acuerdo.
Arte por el cual se
trata de producir resultados. Este elemento mágico está presente en
prácticamente todos los cultos neo pentecostales y en quienes ellos han
influído. Las personas en este enfoque no buscan a Dios en función de su
necesidad espiritual o convicción de pecado, sino que lo hacen buscando
resultados inmediatos: emociones fuertes, experiencias de éxtasis, sanidad,
dinero, liberación de demonios, de sus culpas, pero sin el costo del
discipulado. Milagro, la intervención contraria a la naturaleza es lo que se
busca, aunque para ello se llegue a la manipulación emocional o los efectos
especiales. Todo tiene que ser llamativo, espectacular, instantáneo, a voluntad
del predicador. No negamos los milagros, solo la pretensión de producirlos a
voluntad humana y no divina.
Se vale de palabras,
conjuros. La magia tiene sus palabras, sus encantamientos. Si escuchasmo con
cuidado podemos oir algo parecido a eso en nuestros días en algunas iglesias.
Bajo el término “unción” todo está permitido: Unción de “prosperidad”, unción
de “maldición”, unción para “romper yugos”, etc. Hace años en Río, cuando
muchas de estas prácticas comenzaban en Latino América, entré a una iglesia,
ahora conocida internacionalmente y fui testigo de cómo el pastor enseñaba a
usar un versículo bíblico como conjuro, ni siquiera era el versículo, sino que
la cita Malaquías 3:10. Si usted va a buscar trabajo, decía el pastor, usted
saluda y dice “buenos días, Malaquías 3:10”, al despedirse dice “hasta pronto,
Malaquías 3:10” “no importa que piensen que usted está loco ya verá la
bendición de Dios sobre usted”. Hoy también tenemos palabras mágicas, “todo lo
que digas con tu boca será hecho”, el principio de fondo es que las palabras
crean realidad, eso es magia, las palabras no tienen poder. No hay
“abracadabras cristianos” El Maestro nunca enseñó eso. La palabra de fe se
parece mucho a las palabras mágicas. Incluso en algunas iglesias chilenas a
inicio de los 90 de hablaba de “esta nueva palabra”.
La magia se vale de
conjuros y diversos actos. Cuando presenciamos un culto actual en muchas
iglesias ¿Qué es lo que vemos? Vemos cosas extrañas totalmente ajenas a las
enseñanzas del Nuevo Testamento. Actos desconocidos para los creyentes de
apenas unas tres décadas atrás. Gente saltando, gritando a viva voz, arrojadas
al piso, temblando, rugiendo, vomitando, etc, actos, actos, actos.
Magos, brujos y
hechiceros que administran la magia. Con esto no quiero decir que los líderes
que practican tales cosas lo sean, lo que quiero decir es que el principio de
administración se parece mucho al de la magia. Solo son unos pocos quienes
tienen este poder y lo administran. Este poder y autoridad les ha sido dado
directamente desde el cielo y es incuestionable. No todos tienen este poder
divino, sino solo unos pocos y ellos “transmiten” estos dones a quienes ellos
deseen. Los movimientos, los gestos se parecen mucho a los chamanes: el uso de
la voz, lanzar sus prendas de ropa sobre las personas, cortar la corbata en
pedazos y ungirlos para luego enviar a cambio de una ofrenda, hacer gestos con
la mano, la imposición de manos buscando la respuesta y el cambio instantáneo
también se parece a la magia. La repetición incesante de algunas canciones
también podrían considerarse palabras mágicas que se repiten una y otra vez.
Este aspecto está presente en el Catolicismo también, la señal de la cruz, la
doctrina de la transubstanciación, el agua bendita, la ropa de los sacerdotes, la
absolución, etc. La doctrina de la unción se parece a esta transmisión de
“sabiduría ancestral”, no es para todos, solo algunos la reciben.
La lucha en el
mundo espiritual. Aunque en la Biblia se habla claramente del mundo espiritual
y su influencia en el mundo, la forma de acercarse a ello en los cultos
modernos se parece mucho al acercamiento de lo mágico, de lo esotérico. Hay una
lucha constante contra los demonios, hay algunos “iniciados” que pueden verlos,
conocen sus nombres, etc. El mundo espiritual está a la mano para ellos y viven
en un ambiente de guerra espiritual constante, casi obsesiva.
A manera de resumen
de esta sección digamos que la magia:
-busca resultados
instantáneos
-busca manipular el
mundo y obtener lo que desea a través de:
-palabras mágicas,
conjuros
-actos
-personas elegidas
para ello
-se introduce en lo
sobrenatural.
¿Qué es lo ausente
en el evangelio de hoy?
La Palabra de Dios,
no los “ismos” evangélicos, sino la Palabra, la predicación expositiva, la
enseñanza sistemática, la exégesis no partidista ni arrogante.
Los evangelios,
volvamos a la base, a las enseñanzas de Jesús, al fundamento de nuestra fe, a
la Roca inconmovible.
La comunidad, volvamos, recuperemos el
espíritu de comunidad que caracterizó a las iglesias locales donde todos se
conocían y se escuchaban.
Volvamos al amor y la adoración sin
cámara. Volvamos a la sencillez de las representaciones navideñas de nuestros
hijos con batas de levantarse y sábanas de colores.
Falta el arrepentimiento y el perdón
para que vuelva la alegría y el gozo de sentirnos sus hijos, para que retorne
la presencia de Dios sin efectos especiales y sin música de fondo.
Falta el cielo, levantemos la mirada y
cambiemos polvo por estrellas, dinero por galardones. Volvamos a la esperanza bíblica
que ha sido el soporte de millones de creyentes que en el pasado sufrieron y
aún hoy sufren, en silencio, anónimos, mientras la iglesia busca formar
campeones o millonarios. Son muchos los cristianos que caminan como extranjeros
y peregrinos mientras la mayoría disfruta de las bendiciones terrenales de
Dios.
¿Evangelio o magia? Para pensar.
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