domingo, 11 de octubre de 2015

Evangelio o magia

Evangelio o magia
                                                                                       Juan E. Barrera
Para muchos creyentes evangélicos con años de experiencia no nos resulta indiferente el ambiente cristiano-protestante actual. Los medios de comunicación de orientación cristiana llegan a millones de personas en muchas partes del mundo, pero sin filtro. Si nos tomamos el tiempo suficiente para oír con atención lo que se predica y lo que se hace en los cultos y escarbamos un poquito, podremos descubrir algunas similitudes con otros cultos no cristianos y con el hilo conductor de muchos de ellos, la magia. La magia está presente en nuestros días. Es una contradicción que seamos una sociedad del conocimiento, de la razón y que al mismo tiempo co exista todo un pensamiento mágico y que además este se le atribuya a lo religión como un reproche. Su presencia la podemos notar en la literatura, en el cine, en las caricaturas, en diversos cultos de moda, etc.
Para algunos podrá parecer exagerado y hasta una ofensa lo que acabo de decir, pero mi propósito no es ofender ni herir, ni criticar a nadie, sino reflexionar sobre las prácticas de lo que hoy llamamos evangelio y con esto tampoco me apropio de la verdad, solo reflexiono, pienso, y pienso.
Una definición de magia dice que “se trata del arte con el cual se pretende producir resultados que son contrarios a las leyes naturales. Dicho arte se vale de palabras, conjuros y diversos actos y elementos.” Otra definición dice que son los magos, los brujos y los hechiceros quienes administran la magia. Algunos dicen tener poderes sobrenaturales y otros se presentan como vehículos de Dios.
El evangelio tiene un elemento sobrenatural, Dios es sobrenatural, su obra es sobrenatural, la Biblia es sobrenatural y no se puede obviar ni quitar, aunque algunas posturas teológicas sin ellos darse cuenta han despojado lo sobrenatural, lo verdaderamente mágico de la fe y se revelan racionalistas por demás, arrojando al pasado todo lo que no pueden explicar.
Pero veamos las similitudes que yo encuentro y con las que tú, lector no tienes por qué estar de acuerdo.
Arte por el cual se trata de producir resultados. Este elemento mágico está presente en prácticamente todos los cultos neo pentecostales y en quienes ellos han influído. Las personas en este enfoque no buscan a Dios en función de su necesidad espiritual o convicción de pecado, sino que lo hacen buscando resultados inmediatos: emociones fuertes, experiencias de éxtasis, sanidad, dinero, liberación de demonios, de sus culpas, pero sin el costo del discipulado. Milagro, la intervención contraria a la naturaleza es lo que se busca, aunque para ello se llegue a la manipulación emocional o los efectos especiales. Todo tiene que ser llamativo, espectacular, instantáneo, a voluntad del predicador. No negamos los milagros, solo la pretensión de producirlos a voluntad humana y no divina.
Se vale de palabras, conjuros. La magia tiene sus palabras, sus encantamientos. Si escuchasmo con cuidado podemos oir algo parecido a eso en nuestros días en algunas iglesias. Bajo el término “unción” todo está permitido: Unción de “prosperidad”, unción de “maldición”, unción para “romper yugos”, etc. Hace años en Río, cuando muchas de estas prácticas comenzaban en Latino América, entré a una iglesia, ahora conocida internacionalmente y fui testigo de cómo el pastor enseñaba a usar un versículo bíblico como conjuro, ni siquiera era el versículo, sino que la cita Malaquías 3:10. Si usted va a buscar trabajo, decía el pastor, usted saluda y dice “buenos días, Malaquías 3:10”, al despedirse dice “hasta pronto, Malaquías 3:10” “no importa que piensen que usted está loco ya verá la bendición de Dios sobre usted”. Hoy también tenemos palabras mágicas, “todo lo que digas con tu boca será hecho”, el principio de fondo es que las palabras crean realidad, eso es magia, las palabras no tienen poder. No hay “abracadabras cristianos” El Maestro nunca enseñó eso. La palabra de fe se parece mucho a las palabras mágicas. Incluso en algunas iglesias chilenas a inicio de los 90 de hablaba de “esta nueva palabra”.
La magia se vale de conjuros y diversos actos. Cuando presenciamos un culto actual en muchas iglesias ¿Qué es lo que vemos? Vemos cosas extrañas totalmente ajenas a las enseñanzas del Nuevo Testamento. Actos desconocidos para los creyentes de apenas unas tres décadas atrás. Gente saltando, gritando a viva voz, arrojadas al piso, temblando, rugiendo, vomitando, etc, actos, actos, actos.
Magos, brujos y hechiceros que administran la magia. Con esto no quiero decir que los líderes que practican tales cosas lo sean, lo que quiero decir es que el principio de administración se parece mucho al de la magia. Solo son unos pocos quienes tienen este poder y lo administran. Este poder y autoridad les ha sido dado directamente desde el cielo y es incuestionable. No todos tienen este poder divino, sino solo unos pocos y ellos “transmiten” estos dones a quienes ellos deseen. Los movimientos, los gestos se parecen mucho a los chamanes: el uso de la voz, lanzar sus prendas de ropa sobre las personas, cortar la corbata en pedazos y ungirlos para luego enviar a cambio de una ofrenda, hacer gestos con la mano, la imposición de manos buscando la respuesta y el cambio instantáneo también se parece a la magia. La repetición incesante de algunas canciones también podrían considerarse palabras mágicas que se repiten una y otra vez. Este aspecto está presente en el Catolicismo también, la señal de la cruz, la doctrina de la transubstanciación, el agua bendita, la ropa de los sacerdotes, la absolución, etc. La doctrina de la unción se parece a esta transmisión de “sabiduría ancestral”, no es para todos, solo algunos la reciben.
La lucha en el mundo espiritual. Aunque en la Biblia se habla claramente del mundo espiritual y su influencia en el mundo, la forma de acercarse a ello en los cultos modernos se parece mucho al acercamiento de lo mágico, de lo esotérico. Hay una lucha constante contra los demonios, hay algunos “iniciados” que pueden verlos, conocen sus nombres, etc. El mundo espiritual está a la mano para ellos y viven en un ambiente de guerra espiritual constante, casi obsesiva.
A manera de resumen de esta sección digamos que la magia:
-busca resultados instantáneos
-busca manipular el mundo y obtener lo que desea a través de:
-palabras mágicas, conjuros
-actos
-personas elegidas para ello
-se introduce en lo sobrenatural.
¿Qué es lo ausente en el evangelio de hoy?
La Palabra de Dios, no los “ismos” evangélicos, sino la Palabra, la predicación expositiva, la enseñanza sistemática, la exégesis no partidista ni arrogante.
Los evangelios, volvamos a la base, a las enseñanzas de Jesús, al fundamento de nuestra fe, a la Roca inconmovible.
La comunidad, volvamos, recuperemos el espíritu de comunidad que caracterizó a las iglesias locales donde todos se conocían y se escuchaban.
Volvamos al amor y la adoración sin cámara. Volvamos a la sencillez de las representaciones navideñas de nuestros hijos con batas de levantarse y sábanas de colores.
Falta el arrepentimiento y el perdón para que vuelva la alegría y el gozo de sentirnos sus hijos, para que retorne la presencia de Dios sin efectos especiales y sin música de fondo.
Falta el cielo, levantemos la mirada y cambiemos polvo por estrellas, dinero por galardones. Volvamos a la esperanza bíblica que ha sido el soporte de millones de creyentes que en el pasado sufrieron y aún hoy sufren, en silencio, anónimos, mientras la iglesia busca formar campeones o millonarios. Son muchos los cristianos que caminan como extranjeros y peregrinos mientras la mayoría disfruta de las bendiciones terrenales de Dios.

¿Evangelio o magia? Para pensar.

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