El
origen del sexo
(Extracto
de mi libro Ahora que nos Casamos , pronto a publicar)
Ps.
Juan E. Barrera
Lo primero que se debe recordar es que Dios es el autor del sexo.
Independiente de toda aberración sexual que se pueda oír. Dios creó esta
actividad como parte de la espiritualidad humana. El hombre distorsiona el
sexo, pero eso no cambia la verdad primera. Dios, el Señor lo creó como parte
de su diseño para la felicidad humana. La caída del hombre en pecado no se
debió a la práctica de la sexualidad, como se escucha decir tontamente a algún
académico desinformado. Se debió al orgullo humano, por lo tanto el sexo no es
un mal necesario en el matrimonio, sino que forma parte del plan divino para
las parejas. Para los no creyentes esta es una postura por demás metafísica.
Ellos dirán que la sexualidad no es más que otro de los tantos procesos
biológicos humanos, aunque vinculado a la afectividad. Se acepta la mitad de
tal verdad, hay procesos biológicos y afectivos implicados, pero para el
creyente, hay espiritualidad, hay trascendencia en la actividad sexual. La
mirada oriental no cristiana comparte esta misma visión espiritual de la
actividad sexual.
Propósitos
del sexo
Dos son los propósitos del sexo en el matrimonio de acuerdo al
plan divino, uno de ellos es el de la reproducción. El sexo fue diseñado para
tener hijos. Este propósito lo encontramos en las primeras páginas del libro de
Génesis el primer libro de la Biblia (Capítulo 2) y se repite a lo largo de la
Escritura. Leemos que Dios envía los hijos, que los hijos son una bendición de
Dios, que herencia de Dios son los hijos, etc.
El segundo gran propósito es la obtención de placer, del disfrute
mutuo entre la pareja. El sexo está hecho para obtener placer por medio de una
actividad profundamente íntima con el cónyuge, en un ambiente de plena
confianza e intimidad. Tocar el alma del cónyuge a través de su cuerpo.
Son muchos los pasajes en las Escrituras que demuestran este
segundo propósito. Ver por ejemplo el libro de Cantar de los Cantares. Una
lectura detenida abrirá nuestros ojos a la gran cantidad de símbolos sexuales
en estos pasajes.
Muchos autores hacen de este canto una interpretación metafórica
del amor entre Dios e Israel, entre Cristo y la iglesia, no obstante son muchos
quienes hacen una interpretación literal de estos bellos poemas orientales que
exaltan el amor conyugal, las relaciones sexuales (Ver Pfeiffer, 1993, Utley
2013)
Utley (2013)
Escribe: “Muchas de las palabras en este poema (Cantares 1)
contiene connotaciones extendidas (doble entendimiento) de hacer el amor:”
Aceite, verso 3
Su cámara, verso 4
Mi propio viñedo, verso 6
Acostarse a medio media, verso 7
Velo, verso 7
Mesa, sofá verso 12
Nardo, verso 12
Mirra, verso 13
“reposa toda entre mis pechos ” verso 13
Ramillete de flores de alheña es mi amado para
mí en las viñas de En-gadi, verso 14
Nuestro lecho es de exuberante verdor, verso
16.
Otro autor
(Murphey 2003) identifica los siguientes símbolos sexuales en el poema:
“Mi
viña”- el cuerpo de la mujer (1:6)
“La
sombra, su fruto El manzano” - los órganos sexuales del varón (2:3)
“Sustentadme
con pasas” - interés sexual, pasión, excitación sexual
“enferma
de amor” - embriagada de pasión, de deseo (2:5)
“Me
abrace” - acaricie la zona genital (2:6)
“Él
apacienta entre lirios” - tocar y besar las partes íntimas (2:16)
“Sobre
los montes de Beter” - acariciar las curvas del cuerpo con las manos y la boca
(2:17)
“Tus dos
pechos, como gemelos de gacela”. Esa ternura que invita a ser acariciados (4:5)
“El vino”
- símbolo de placer (4:10)
“Miel y
leche hay debajo de tu lengua” - dulzura y la profundidad de los besos (4:11)
“Huerto
cerrado” – la vagina, es virgen (4:12)
“Fuente
de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano” - la humedad vaginal
resultante de la excitación sexual.” ( 4:15)
Levántate
Aquilán (viento del norte), y ven, Austro (viento del sur), soplad en mi
huerto-Estos vientos ayudaban al crecimiento de los huertos. Ella le está
pidiendo a su marido que la acaricie en la zona genital para crecer/aumentar su
excitación sexual (4:16)
“Venga mi
amado a su huerto” – la penetración masculina (4:16)
“Coma de
su dulce fruta” - bien podría indicar sexo oral o la penetración (4:16)
“Mi
cabeza está llena de rocío” - el fluido pre eyaculatorio (5:2)
“Huerto,
granados” - retrato de las zonas sexuales de la esposa (6:11)
“Tu
ombligo como una taza redonda” – la vagina, habitualmente traducido como vulva
(7:2)
“Como
montón de trigo cercado de lirios” – el vello púbico
“Subiré a
la palmera” –estar sobre la mujer, tiempo de la penetración (7:8)
“asiré
sus ramas” – tiempo de la penetración, caricias en los pechos de la mujer.
“Han
florecidos los granados” - imagen erótica (7:12)
“Las
mandrágoras han dado olor” - símbolo erótico oriental (7:13)
(tomado
de maranathalife.com)
Después de estos ejemplos nos preguntamos ¿Por qué entonces
escuchamos repetidamente que el sexo es malo y se le atribuye al Cristianismo
tal concepción? Es probable que se deba a cuatro razones: desinformación, una
incorrecta hermenéutica, la cultura imperante y las creencias personales
aprendidas.
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