domingo, 22 de enero de 2012

Tears in Heaven. Enero 19


Tears in heaven
Juan E. Barrera
Dirías mi nombre, si me ves en el cielo?
Sería lo mismo, si te veo en el cielo?
Debo ser fuerte y continuar
porque se que no correspondo al cielo.
Agarrarías mi mano, si me ves en el cielo?
Me ayudarías a pararme, si me ves en el cielo?
Encontraré mi salida a través de la noche y del día,
porque sé que no me puedo quedar aquí en el cielo.
El tiempo puede tirarte,
El tiempo puede vencer tus rodillas,
El tiempo puede rompe tu corazón,
Estuviste pidiendo por favor? Pidiendo por favor?
Detrás de la puerta,
Hay paz, estoy seguro,
y se que no habrá mas lágrimas en el cielo.
Sabrías mi nombre, si te veo en el cielo?
Sería lo mismo, si te veo en el cielo?
Debo ser fuerte y continuar,
porque se que no correspondo aquí en el cielo.

En un día como hoy, hace tres años enterramos a mi hijo Joaquín de nueve años y la letra y melodía de esta canción me llega como espinas al corazón, pero al mismo tiempo me llena de esperanza. Es la gracia común derramada por Dios que permite a alguien escribir estas palabras. Soy un cristiano desde niño y he enfrentado muchas crisis, pero la partida del Joaquín ha sido lejos la más dura y la más compleja. Han pasado tres años y pareciera que no lo fueran tantos. En estos días solamente dos amigos se acordaron de la partida de nuestro hijo, y es que la vida continúa. Para nosotros padres, la pena está presente. Es una pena mezclada con deseo, con nostalgia, con recuerdos, con amor, con impotencia, con preguntas. Ya nadie se acuerda de nuestro hijo, salvo nosotros, porque su rostro y su sonrisa no se ha ido de nuestra casa. Todavía al sentarnos a la mesa miramos con profunda tristeza el puesto vacío y desviamos nuestra mirada a la foto suya sobre un estante. Tres años, solamente han pasado tres años de no verlo, ni oírlo, ni disfrutarlo. El Joaquín cambió nuestras vidas dos veces, al llegar, una mañana de noviembre y al partir una mañana de enero. ¿Cómo se sana alguien de un dolor así? No tengo la respuesta, solo tengo desafíos, como dice la letra de Tears in Heaven, debo ser fuerte y continuar, porque yo aún no he llegado al cielo, el otro desafío, también propuesto en la canción es el de, a través de la noche y el día, encontrar mi propio camino. En eso estoy, buscando, buscando mientras marcho en este nuevo camino que nunca conocí, el de la ausencia, el del no retorno, el de creer sin entender y el de alabar y solo confiar. Ha sido muy difícil vivir sin ti Joaquín Andrés, en estos tres años no ha pasado un solo día sin que al abrir mis ojos por la mañana piense que nace otro día sin ti y no ha pasado una sola noche sin acostarme y pensar que ese día hubiera sido mejor si tú estuvieras aquí. No he dejado de pensar en ti cada día durante estos tres años, porque nunca te has ido, te tengo tatuado en mi corazón, con tinta indeleble, con tinta eterna. Estás en el girasol del jardín, en la estrella fugaz, en el peluche que amabas, en el remolino entre las plantas, en el Gato Mágico, en el Cabeza de Balón, en cada niño gordo que se ríe y que me mira, en mis pequeñas alegrías y en mis grandes episodios de pena, sencillamente no puedes no estar presente. Es verano en Santiago de Chile, pero no brilla porque te lo llevaste en el bolsillo de tu polerón verde esa mañana del 19 de enero. Me dejaste un recado, escrito con tu puño y letra para mi cumpleaños “Papito que seas muy feliz” pero olvidaste decirme como y hasta ahora no sé cómo hacerlo. Estoy aprendiendo, tengo que aprender, por ahora solamente tengo una `pregunta Joaquín “¿Me reconocerás cuando te vea en el cielo? ¡Seguro que sí! Espérame
Tu papá

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