miércoles, 25 de enero de 2012

¿QUIÉN MANEJA LA BILLETERA?


¿QUIÉN MANEJA LA BILLETERA?
Juan E. Barrera

"El dinero no da la felicidad, pero aplaca
los nervios"
Jeanne Mistinguette (actriz francesa)

Hablar de dinero cuando recién se inicia una pareja resultará para algunos un tema innecesario, porque lo que realmente importante, dicen ellos, es el amor, que la pareja se ame. Lo demás se arregla después. Sin embargo, el tema del dinero tiene mucha importancia porque el amor verdadero y maduro se transforma o crea una familia y las personas responsables deberían planificar como se va sustentar esa familia. Existen parejas que se aman profundamente, sin embargo el tema del dinero ha hecho fracasar su relación, porque el dinero no sólo guarda relación con el sustento, sino que además lleva asociado otros temas fundamentales para la relación, como el poder, las proyecciones, la independencia, el placer y muchas otras. Las parejas con años de experiencia pueden dar testimonio de ello. Aquí tenemos la opinión de una mujer:

María:”Cuando una pareja se enamora y comienza una relación sólo cuentan los sentimientos; pero la realidad es que con el paso del tiempo entran otros factores en juego, y uno de los más importantes es el dinero. Finalmente el amor es lo que da sentido a la vida, y el dinero es el instrumento para vivir; a pesar de que el significado del dinero es lo más alejado al sentimiento del amor, ambos factores deben convivir en una relación de pareja” (Tomado de Aol Latino Tu vida)

El tema del dinero en una relación se puede abordar al menos desde los siguientes tópicos que son los más recurrentes como causa de conflictos ¿Cómo obtendremos en el dinero? ¿Quién administrará el dinero? ¿Cómo se gastará ese dinero?

Como obtener el dinero
En una familia tradicional es el hombre quien provee el dinero que la pareja o la familia necesita. Este ha sido un modelo tradicional y aunque en la actualidad ya no es único tampoco se le debe denostar como se acostumbra en ciertos círculos con toda clase de calificativos negativos. Si la pareja funciona bien de esa manera y hay acuerdo y armonía no debería haber razón para cambiarlo. Este tipo de cambio habitualmente
se genera en un ambiente de lucha de género con acusaciones de “machismo” y de lucha por el poder. Si la pareja se siente bien con el modelo del hombre proveedor y la esposa dueña de casa no hay razones para cambiarlo.
Sin embargo en el último tiempo la mujer ha ingresado al campo laboral y los adolescentes comienzan a trabajar tempranamente y ambos manejan su propio dinero. Esto ocasiona cambios importantes al interior de una familia, si la comparamos con una familia tradicional y es una tendencia cada vez mayor, pues, cada día son más las mujeres que realizan estudios universitarios y se insertan en el mundo del trabajo ¡y lo hacen muy bien! Por lo que es mejor decidir al comienzo que tipo de matrimonio es el que se quiere tener tomando como punto el tema de las finanzas.
Mirowsky y Ross, (s/f citado en Davidoff, 1998), en un estudio para identificar los factores que moldean la naturaleza del matrimonio, clasificaron a estos en cuatro categorías.
Matrimonio tipo I: Las mujeres se quedan en la casa para cuidar y encargarse de los niños. Las características de este tipo de matrimonio son:
• Las mujeres así lo quieren
• Los hombres están de acuerdo
• Ambos cónyuges se sienten satisfechos.
• El hombre siente más poder y prestigio
Matrimonio tipo II: La mujer trabaja fuera del hogar pero solo circunstancialmente.
• La mujer trabaja si la familia atraviesa una crisis económica
• La mujer igual cumple con las labores de la casa y el cuidado de los niños
• Existe un elevado nivel de angustia en la pareja.
• Las mujeres no están contentas porque deben trabajar el doble
• Los maridos se sienten fracasados por no ser capaz de sostener a la familia.
Matrimonio tipo III: La mujer trabaja y ambos cónyuges están de acuerdo.
• Las funciones internas del hogar están en transición
• Las esposas realizan la mayor parte del trabajo doméstico.
• Los hombres disfrutan de beneficios económicos sin mucho costo y tienden a experimentar bienestar psicológico.
• Las mujeres se sienten tensas pero no tanto como en el matrimonio tipo II
Matrimonio tipo IV: La mujer trabaja y ambos cónyuges están de acuerdo
• Esposo y esposa comparten los deberes hogareños
• El nivel de ansiedad es mínima para ambos cónyuges.

Estos cambios obligan seriamente a las parejas, a pensar y decidir desde el inicio que tipo de matrimonio es el que se desea tener para ser fiel a los principios divinos, si es un matrimonio creyente o a sus propios principios, si es un matrimonio no creyente y con base en ello construir su felicidad.
No creo que sea prudente ni necesario alentar a todas las mujeres a dejar sus casas y salir a trabajar, pero tampoco es prudente mirar la inserción de la mujer en el campo laboral como el provocador del desastre de la familia, pues existen muchas mujeres que no tienen otra opción y cada vez son más las familias que invierten una gran suma de dinero en una formación universitaria o técnico profesional para sus hijas. Es la tendencia mundial y hay que aceptarlo como parte de lo normal, porque en realidad es lo normal desde hace muchos años para miles de parejas. En el caso de Chile, cada día resulta más difícil vivir de un solo sueldo para la gran mayoría de las personas.

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