jueves, 21 de julio de 2011

Emociones que matan I. La culpa


Emociones que matan I. La culpa
Juan E. Barrera
Si existe una emoción dañina, esta es la culpa. Esta es una emoción apropiada o adaptativa si es resultado del reconocimiento de un acto indebido, que ha causado daño a sí mismo o a terceros. Si es así, la culpa cumple una función apropiada y es lo esperable en personas emocionalmente sanas, sin embargo la culpa se ha trasladado a otras esferas del quehacer cotidiano lo que provoca una conducta errada que puede traer otro tipo de consecuencias. La culpa relacionada al placer sexual. Se ha culpado falsamente al cristianismo de ser el autor de esta culpa, aunque una sana enseñanza escritural jamás ha estado en contra del placer sexual, al contrario, lo incentiva. Ver por ejemplo la enseñanza Paulina al respecto. Personalmente creo que el origen de esta culpa radica más bien en el auge y la difusión de la pornografía. Esta industria alcanza a millones de personas y genera ganancias por muchísimos millones de dólares. Aunque transgresora moralmente esta industria recibe bastante atención y posiciona al placer como fin único, desligado de la afectividad, de reglas, de límites, por lo que muchas personas, pre dispuestas por muchos otros factores, asocian su propia práctica sexual con el binomio placer-pornografía y sienten culpa de disfrutar el sexo con sus parejas, y se privan de una actividad que es legítima y se llenan de culpa si la practican. La culpa relacionada con la comida. Este fenómeno también está relacionado con la industria. Por una parte la obesidad es un problema real y en muchos países alcanza índices importantes, pero junto a ello se ha levantado toda una industria de comidas ligh: mayonesas, pan, bebidas, aceites, etc. La forma más empleada por esta empresa es destacar la cantidad de calorías de cada alimento y compararlas con sus propios productos, las que obviamente siempre son más bajas. Así que en el día de hoy son pocas las personas que pueden comer tal o cual plato sin estar pensando en la cantidad de calorías que está consumiendo y las consecuencias nefastas que esto trae a la salud. La comida se transformó así en un placer culposo. La persona come, disfruta de ello, pero al mismo tiempo va sintiendo la culpa, la que sigue rumiando bastante tiempo después que ya ingirió la comida. La culpa relacionada con la naturaleza. Hasta hace unas décadas si se necesitaba cortar un árbol esto se hacía sin mayores dificultades. Hoy día no se puede hacer eso sin sentir culpa. Para muchos cortar un árbol es cortarle un brazo a la Pachamama. La causa de esto es la influencia de ciertos grupos ambientalistas, influenciados a su vez por grupos filosóficos y religiosos de trasfondo panteísta. Para terminar, existe también cierta culpa relacionada con las disciplina de los hijos. En las últimas décadas se ha levantado un fuerte movimiento en defensa de los derechos de los niños, y que bueno que esto sea así y ¡todavía falta mucho por hacer!, son muchos los niños que ni tienen acceso siquiera a sus necesidades básicas, que trabajan, que son explotados, que no tienen un hogar; pero como el péndulo, existe un grupo importante, que actuando desde el extremo opuesto, siente una gran culpa al disciplinar o aplicar un castigo a su hijo. Ya la palabra castigo resulta repulsiva para muchos, sin embargo, esta función familiar debe ser ejercida sin culpa, con mucho respeto, con amor y firmeza por el bien de los propios hijos.

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