Iglesia Cristiana Metropolitana
Santiago de Chile
Domingo 23/06/2019
Serie: Filipenses. El Gozo en la
vida cristiana
Mensaje 3: “Las cosas
que me han sucedido”
Introducción
Habitualmente las circunstancias adversas producen una
sensación de mucho desagrado y enojo. Nadie desea pasar por circunstancias
difíciles y l apena es una reacción esperable.
La adversidad tiene un espectro amplio que va desde perder
una cantidad de dinero, o perder un vuelo hasta perder la salud o un ser muy
querido.
Muchísimas veces, sino todas, las circunstancias adversas se
relacionan con pérdidas y estas pérdidas producen en el sufriente un daño en su
autoestima.
El sí mismo
El que sufre se siente mal consigo mismo. Tiene vergüenza de
sufrir, se lamenta por lo que le pasó. Se vuelve mono temático o no desea
hablar con nadie y se aísla. Prefiere sufrir solo.
Le cuesta mucho ver algo bueno en la adversidad. Tiene la
mente y el corazón puestos en lo que acaba de perder.
Es entendible, esa es nuestra naturaleza humana. Esta forma
de mirar la adversidad termina por deprimir a la persona.
Las circunstancias
Se siente mal, mira las circunstancias negativas y no ve
nada bueno en ellas, se pregunta ¿Por qué? ¿Dónde está Dios? ¿Hice algo malo?
No logra ver algo positivo en las circunstancias, solo ve
pérdidas, confusión, expectativas no cumplidas, desagrado.
Filipenses 1:12-18 nos muestra, a través del ejemplo del
apóstol Pablo, la manera como el creyente debe enfrentar la adversidad y no
perder el gozo en la vida.
Con las palabras “las
cosas que me han sucedido”vv.12-13 el apóstol nos muestra cómo enfrentar
las circunstancias adversas.
12 Quiero que sepáis, hermanos,
que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del
evangelio,
13 de tal manera que mis prisiones
se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.
14 Y la mayoría de los hermanos,
cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la
palabra sin temor.
El secreto de “las cosas que me han sucedido” es doble:
Testimonio
Ver la adversidad como la oportunidad de Dios para dar
testimonio del evangelio
v. 13 “de tal manera que mis
prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y a
todos los demás”
1. La adversidad no coloca en una posición, en lugar, donde
nunca iríamos por voluntad propia. Nuestro “pretorio”
Pablo jamás hubiera llevado el evangelio hasta el palacio
del pretor, ni de los soldados romanos si las circunstancias no lo hubieren
llevado hasta allí, pues sus planes eran otros.
2. Las cosas que “me han sucedido”. En el original no hay
una distinción si fue “la vida” o si fue Dios, solo dice “que me han venido”.
Las cosas que simplemente le pasaron, dice Pablo.
No hay un “enredo” en su mente ni en su teología si las
circunstancias habían sido propiciadas por Dios o no. Reconoce “que le
vinieron”.
Enredarse buscando el origen de las adversidades puede
causar más mal que la circunstancia misma.
3. Las circunstancias adversas nos llevan a conocer personas
que de otro modo no conoceríamos:
-enfermos
-extranjeros
-personas muy distintas a nosotros
-etc
4. En ese lugar donde jamás un cristiano iría por voluntad
propia, pero es llevado por las circunstancias adversas, debe dar testimonio de
Cristo.
Algunas cosas que ayudan
-Ver a Dios en toda circunstancia
-Dar gracias en todo, no por todo
-Verse a sí mismo como un siervo
-Verse a sí mismo como un defensor del evangelio.
Aplicaciones
1. Cada creyente tiene un “pretorio”, un lugar al que nunca iría o
hubiera ido si no fuera por las circunstancias:
-un hospital
-una cárcel
-un trabajo distinto
-la casa de un amigo, de un familiar
-otro país
-un estado emocional desconocido hasta ese momento
-etc.
2. La adversidad será siempre una ocasión para escoger.
Escoger
a. Escoger enojarse, llorar, blasfemar
b. Escoger lamentarse y enojarse con Dios debido a lo que se
está viviendo
c. Culpar a Dios por las circunstancias
d. Culpar a otros
e. Auto culparse por la falta de fe
Escoger
-Poner el evangelio como aspecto central de la vida y buscar
su progreso aún en medio de la adversidad.
-Dar testimonio de Jesús en medio de la adversidad frente a
las personas
- Negarse a sí mismo y buscar glorificar a Dios
ÁNIMO
La adversidad de un cristiano anima en la fe a otros
cristianos.
14 “Y la mayoría de los hermanos,
cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la
palabra sin temor.”
1. La adversidad de uno o unos debiera despertar el ánimo de
muchos otros.
2. Las circunstancias adversas mueven a una comunidad y
renueva sus fuerzas para seguir compartiendo el evangelio.
3. Esa debe ser la actitud del que sufre. Animar a otros a
compartir el evangelio a pesar de lo negativo de su situación.
4. Habrá hermanos que lo harán y lo harán bien.
5. Habrá otros que tendrán segundas intenciones, pero el
gozo del creyente crece cuando ve que sus circunstancias negativas motivan a
otros a compartir su fe.
6. Los hermanos desanimados despiertan cuando ven a uno que
es fiel a pesar de las dificultades.
7. El ejemplo del cristiano fiel que sufre quita el temor de
la comunidad para hablar de Jesús.
8. Las circunstancias adversas vividas de manera apropiada,
con gozo, son una manera de defender el evangelio de Cristo, pues muestra no
solo palabras, sino una manera de vivir.
Aplicaciones
1. El cristiano que sufre debe procurar animar a otros en
medio de su circunstancia negativas y no desanimarlos.
2. En medio de la adversidad de alguno de sus miembros, la
comunidad debe perder el temor y seguir compartiendo de Jesús.
3. En medio de las dificultades de un creyente, no todos
actuarán de la misma forma. Muchos actuarán de manera inapropiada.
4. Sufrir la adversidad al modo de Dios es una manera de
defender el evangelio
Conclusión
Las dificultades de un creyente son la ocasión para hacer
brillar la luz del evangelio, de dos formas:
1. Son una manera de dar testimonio en lugares y a personas
que quizá nunca iríamos ni trataríamos de ir.
2. Son la oportunidad para alentar a los hermanos a seguir
hablando de Jesús.
3. No se deben mirar las circunstancias como algo
absolutamente malo, sino gozarse que aún en esa situación Cristo puede ser
predicado.
4. El gozo del cristiano, no se basa en las circunstancias,
sino en que Cristo sea predicado
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