Santiago de Chile
Domingo 21/06/2015
Mensaje: La tentación de Jesús. El desierto personal y el servicio cristiano
Texto: Marcos 1:12-13
Introducción: En esta mañana voy a continuar con la serie de mensajes basados en el libro de Marcos. En esta mañana veremos el mensaje La tentación de Jesús y el desierto personal del siervo de Dios.
En la Biblia la palabra desierto refiere a cierto tipo de experiencia preparatoria para el servicio. Es un tiempo de crisis personal que Dios usa para equipar o entrenar a la persona a quien él desea usar. Así encontramos, por ejemplo que:
1. Israel estuvo en el desierto 40 años por voluntad de Dios
2. Que Elías, el profeta de Dios, bajo presión huyó al desierto y allí se reencuentra con Dios.
3. Que Juan el Bautista tuvo toda su preparación en el desierto
4. Que el mismo Señor tuvo su tiempo en el desierto.
Leamos el texto de Marcos y con espíritu de reverencia, reflexión y sed espiritual busquemos lo que Dios quiere decirnos en esta mañana. Oremos y leamos.
12. Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. 13Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
14. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15. diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
Como una manera de entender el texto dividámoslo en tres puntos que podamos recordar fácilmente basados en la idea de ACCIÓN.
I. LA ACCIÓN DE DIOS: “y luego el Espíritu” v. 12
Esta acción divina la podemos ver en dos aspectos fundamentales.
A. “El Espíritu le impulsó”. El texto es enfático en declarar que Jesús no fue llevado al desierto porque él lo quisiera o porque las circunstancias lo establecieran así o porque terceras personas lo desearan. El pasaje dice que el Espíritu lo impulsó. Lo lleva al desierto de Judea, probablemente en el año 26 D.C.
En el mensaje anterior dijimos que el Espíritu Santo era el “ejecutor” del plan divino y que este estuvo siempre presente en la vida e Jesús, desde su nacimiento hasta su resurrección. En los versículos previos también vemos al Espíritu del Señor respaldando el ministerio de Jesús. Ahora lo vemos llevando al Señor al desierto. Es Dios quien lleva a Jesús al desierto.
B. “Le impulsó al desierto” Marcos es muy directo cuando emplea esta palabra en el griego. Los otros evangelios usan la expresión “fue llevado”. Marcos dice “impulsó” lo que en el idioma original quiere decir “echar fuera”, “expulsar”, “enviar”. Es la misma palabra empleada para la expresión “echar fuera demonios” lo que podría sugerir fuerza, vigor, urgencia. El Espíritu Santo toma a Jesús y “lo echa en el desierto”.
¿Por qué razón el Espíritu Santo querría llevar a Jesús al desierto? ¿Qué hay en el desierto? ¿Qué haría el Señor en el desierto? ¿Qué caracteriza al desierto?:
-soledad
-aridez
-abandono
-dureza
-vientos
-escasez
El texto bíblico nos dice que la única razón por la que el Señor es impulsado al desierto es para ser tentado por Satanás. Tentado es una palabra griega que quiere decir: “probar, poner a prueba. Tratar, intentar”. Tiene dos significados, INCITAR AL MAL o PROBAR.
El espíritu del Señor lleva a su siervo al desierto para que allí sea probado, sea puesto a prueba también sea tentado. Dios no tienta a su siervo, es el diablo quien lo hace y solo Jesús es tentado por el diablo, el resto de los humanos es tentado desde sus propios malos deseos.
Ser puesto a prueba quiere decir que la persona debe demostrar algo, un conocimiento, una habilidad, una capacidad, una tarea, el carácter. ¿Necesitaba el Señor pasar por esta prueba? ¡No lo necesitaba! Pero una vez más, en su humanidad Jesús se identifica con el hombre. El hijo perfecto de Dios, nacido sin pecado alguno, santo desde siempre por siempre y para siempre se somete a la tentación para ser nuestro gran Sumo Sacerdote, “el que fue tentado en todo pero sin pecado”. Jesús no tenía los deseos impropios de nuestra humanidad ni podía ser persuadido por el diablo, pero este hecho fue real, ocurrió, “no fue una farsa” como dice un autor.
John Owen en su libro “La tentación“dice:
“La clase de tentación usada por el diablo es siempre un intento de
Persuadir de alguna forma a la persona a pecar. Tales tentaciones tienen
como su meta principal persuadir a la persona a pecar en alguna o en
todas de las siguientes maneras:
1) Por el descuido de algún deber que Dios le había encomendado
2) Por guardar malos pensamientos en su corazón y permitir que los pensamientos ya concebidos den a luz el pecado.
3) Por permitir que Satanás le distraiga de alguna manera de su
comunión con Dios
4) Por fallar en dar a Dios la obediencia constante, completa y universal a todos sus mandamientos incluyendo la manera en la cual la obediencia es rendida.”
Todo esto responde a la naturaleza humana caída, en el caso del Señor es diferente, aunque no conocemos todos los pormenores de este aspecto de la encarnación del Hijo de Dios.
Así que hasta aquí tenemos la primera parte de la acción divina. El Espíritu “impulsó” a Jesús al desierto para ser tentado. Veamos la segunda parte.
B. “Y los ángeles le servían”. Marcos y Mateo son los evangelios que registran este hecho. Una vez que la tentación hubo terminado seres celestiales, angélicos vinieron donde Jesús y le servían. Esta palabra en el idioma original (diakoneo) quiere decir:”servir, ministrar, ayudar”¿Qué tipo de servicio sería el que fue ofrecido por los ángeles al Señor? ¿Cuáles serían sus mayores necesidades luego de cuarenta días sin alimentarse? ¿Necesidades físicas como agua y alimento? ¿Fuerzas y ánimo? ¿Adoración y alabanza?
¿Tendrá algún significado especial el hecho que Jesús, quien declara de si mismo “El hijo del hombre no vino para ser servido sino para servir…”(10:45) fuera servido por los ángeles? ¿No es este acto otro aspecto del despojamiento voluntario del Señor? ¿Pudiendo ser servido por ángeles todo el tiempo decide vivir en la tierra sirviendo a otros sin recurrir jamás a sus servidores angélicos, quienes le pudieron socorrer muchas veces y de las cuales el mismo Señor confiesa algunas?
Aquí vemos la acción de Dios, la obra de Dios en la tentación del Señor. Apliquemos esto a nuestra vida. Impulsando y consolando al que es tentado.
APLICACIONES
1. Existe un tipo de experiencia espiritual llamada “desierto”. Son muchos los hombres y mujeres de Dios que dan testimonio de este tipo de experiencia espiritual. Es un tiempo de soledad, abandono, de lucha espiritual y de tentación. A este desierto se puede llegar a través de una desilusión grande, de una enfermedad, de una muerte, de un divorcio, de una crisis económica, de un abandono, de la sensación que la vida se desmorona, de una prueba tan grande que el cristiano piensa que no es capaz de soportar y además siente que Dios no escucha y que se está solo. Al parecer todos los siervos y siervas de Dios han tenido sus “40 días en el desierto. Este es un tiempo de gran crisis espiritual.
2. El desierto es preparado por el Espíritu Santo para que sus hijos aprendan en él aquello que el les quiere enseñar. Algunas características generales de esta experiencia son:
-Dios lleva al desierto a sus hijos y
-Dios saca del desierto a sus hijos
-Dios parece ausente pero está siempre presente.
-Dios conoce el corazón de sus hijos que quieren servirle y lo prueba en aquellos aspectos que él en su sola soberanía, desea desarrollar o madurar.
II. LA ACCIÓN DE SATANÁS. “Y era tentado por Satanás” (Griego, adversario “persona contraria o enemiga). Sólo Marcos emplea la palabra Satanás, Mateo y Lucas usan la palabra Diablo (mentiroso). El uso en Marcos de “adversario” nos arroja luz acerca del tipo de obra o acción del diablo; oponerse a la obra de Dios por medio de la anulación de su siervo.
Si el “adversario” a través de la tentación lograba anular a Jesús toda la obra de Jesús sería vana. Si Jesús no resistía la tentación su servicio no hubiera existido NI EL PLAN DEL Padre se hubiera llevado a cabo o Dios hubiera tenido que buscar otra manera de cumplirlos. Por tal razón Satanás se opone de la manera que lo hace, tentando al mismísimo Hijo de Dios, el mismo que luego “le pisaría la cabeza” y lo “expondría públicamente”
Alguien escribió (Henry) “El objetivo principal de Satanás al tentar a Jesús, fue desviarle del plan que el Padre había programado para él, haciendo así que pecase contraviniendo la voluntad de Dios, y tornándose incapaz para ser sumo sacerdote santo y víctima sacrificial sin mancha, ofrecida por el pecado del mundo.”
Mateo, nos informa que la tentación del Señor tuvo tres dimensiones. El diablo lo prueba en tres áreas, según el mismo autor:
1. Desconfiar de la bondad del Padre y del cuidado de este.
2. Poner a prueba innecesaria el poder de Dios
3. Arrebatar al padre el honor que le pertenece, entregándoselo al diablo.
“Las dos primeras eran tan astutas, que se necesitaba gran sabiduría para discernirlas; la tercera era tan fuerte, que se necesitaba mucha resolución para resistirla, dice Mathew Henry”.
Por los relatos de Mateo y Lucas sabemos que en esta lucha, en este combate espiritual Jesús salió victorioso empleando solamente como arma la Palabra de Dios. A cada embate del adversario Jesús respondió con la palabra del Señor, dejándonos con ello el ejemplo de cómo el creyente puede derrotar al adversario, que sin duda vendrá a la vida de quienes desean servir a Dios.
La “paloma divina” preparó a Jesús en el bautismo a Jesús con el carácter humilde que agradó a Dios. En la tentación le da el carácter del guerrero que debe enfrentar al adversario y vencerlo y de esta manera también agradar a Dios Padre.
APLICACIÓN
1. Los hijos de Dios que quieren servirle van a ser tentados en el desierto de Dios. No hay otra manera de llegar a ser un verdadero siervo o sierva del Señor. Hay que enfrentar al diablo y vencerlo.
2. El desierto es el tiempo donde Dios parece ausente y Satanás muy presente. Nuestras necesidades básicas parecieran que no son satisfechas por Dios y sí podrían serlo por medio de Satanás: necesidades económicas, necesidades de logro, de respeto, de admiración, de reconocimiento, etc
3. Si el hijo de Dios pierde la batalla contra el adversario su vida de servicio nunca se realiza y la obra de Dios sufre junto con el mismo cristiano derrotado quien se siente reprobado y no apto.
4. El adversario sabe de lo que Dios es capaz de realizar por medio de un hijo o una hija obediente y quiere servirlo, por eso intenta destruirlo antes de comenzar el servicio para el cual fue llamado por Dios. La tentación puede ser muy sutil, pero efectiva.
5. Las tentaciones del adversario son: distraernos de la obra de Dios, renegar de Dios y de su bondad, dudar del poder de Dios, privar a Dios de la adoración de que Él es digno
III: LA ACCIÓN DEL HOMBRE. “y estuvo allí en el desierto cuarenta días”v. 13
Tenemos ahora finalmente la obra del hombre, que también se divide en dos acciones expresadas explícitamente en el texto.
A.”y estuvo allí”. La primera acción del hombre es “estar ahí” representado en el pasaje por la vida de Jesús, el Dios-hombre.
Nadie quiere atravesar por un desierto espiritual. Preferimos el monte Sinaí, la presencia innegable de Dios. Preferimos el monte de la transfiguración, la gloria de Dios. El creyente prefiere los tiempos de victoria, de danza y no lamento, de esplendor y no ceniza, el tiempo cuando la presencia del Señor es tan real que la adoración fluye del corazón del cristiano sin dificultad y como una fuente que llega al trono del Señor. El desierto no es del gusto de nadie. Nadie desea ser probado o tentado, no obstante “hay que estar ahí” y permanecer ahí los cuarenta días cuando en Señor así lo decida, si en verdad se desea servir al Señor. El servicio del Señor tiene un aspecto académico que es importante, pero no puede prescindir de la formación espiritual del siervo. Dios usa a las personas preparadas formalmente, pero puede usar sin problema alguno a quien no tiene tal formación, pero ha pasado por el desierto de Dios y ha salido victorioso. El hombre y la mujer que se ha preparado formalmente y que además ha pasado por el desierto de Dios y ha salido victorioso es un hombre o una muer poderoso en Dios.
La obra de Dios está repleta de adversidades y el hombre o la mujer de Dios deben estar preparados para vencer. El diablo usará muchas formas para derrotar al siervo, aunque siempre tendrán relación con las tres áreas vistas:
-dudar de la bondad de Dios
-poner a prueba innecesariamente el poder de Dios
-robar la adoración que solo le pertenece a Dios.
Para ello usará circunstancias, personas, la mente, los deseos secretos, patologías, incluso a otros cristianos. Pero a pesar de ello hay que “estar ahí” los “cuarenta días” que dura el desierto. Un número simbólico que no es literal ni cronológico, sino que es representativo de la obra que Dios desea hacer entre quienes le sirven.
Un autor escribe. (Álvarez Valdés)
“El número 40 tiene también valor simbólico. Representa el "cambio", de un período a otro, los años de una generación. Por eso el diluvio dura 40 días y 40 noches (pues es el cambio hacia una nueva humanidad). Los israelitas están 40 años en el desierto (hasta que cambia la generación infiel por otra nueva). Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí, y Elías peregrina otros 40 días hasta allí (a partir de lo cual sus vidas cambiarán). Jesús ayunará 40 días (porque es el cambio de su vida privada a su vida pública)”
Así que cada creyente debe pasar sus “40 días” en el desierto porque ese es el tiempo del cambio. Entra un creyente al desierto, luego de los “40 días” sale un nuevo creyente.
No se debe rehuir la tentación cuando esta tiene por propósito ser preparado para la obra de Dios. Es el tiempo en que la “paloma divina” prepara a sus hijos como guerreros para el combate espiritual.
B. “Y era tentado”. La tentación vendrá y la acción del hombre es resistir. La tentación vendrá a través de:
- Los deseos de la carne
-Los deseos de los ojos
-La vanagloria de la vida
El mismo Señor, tiempo después revelará la fórmula bíblica para resistir la tentación en el capítulo 14 y el verso 38:
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”
Estas palabras se pueden traducir como “estén atentos y oren”. Son dos acciones muy difíciles de realizar mientras se está en el desierto y existen muchas posibilidades de ser tentado. La tendencia es dejarse estar, rendirse, no pelear. Dudar de Dios, enojarse con Dios. Las palabras del Señor indican la dirección opuesta. Cuanto mayor sea la duda más debe el creyente aferrarse. Mientras más difícil sea adorar al Señor, más hay que adorarlo. Tres son las acciones humanas que ayudarán en este paso por el desierto:
1. Confiar sin entender. Es difícil confiar aún cuando entendemos las cosas que suceden. Confiar es dejar el control, permitir que otro tome el control y estar seguro que ese otro hará lo que tiene que hacer y lo hará bien. El hijo confía que lo que su papá está haciendo está bien. El soldado pone su vida en las manos de su compañero de milicia porque tiene la certeza que él lo va a proteger. El enfermo se abandona en las manos del cirujano porque cree que este hombre sabe lo que hace. Confiar es dejar de tener el control.
Es más complicado todavía confiar cuando no se sabe lo que está pasando. Confiar sin entender es la actitud del creyente que conoce a Dios y el carácter de Dios y se abandona, se entrega, se rinde a Dios aunque en su mente no puede entender lo que está pasando.
Esta actitud de fe ciega en Dios se refleja en el pasaje de Habacuc 3:17-19 que dice:
17 Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
También ele Salmo 37.
3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
2. Obedecer. Vencer la tentación de dudar de Dios y de su obra y obedecer lo que el Señor vaya mostrando en ese tiempo de desierto. Renunciar a lo pecaminoso, que muchas veces no es revelado al propio corazón. Dejarse examinar por el Señor, hacer la voluntad manifiesta de Dios, perdonar, pagar las deudas, ser agradecido,disfrutar las cosas simples, renunciar a los hábitos ocultos, renunciar al legalismo, experimentar la gracia del Señor, “aprender a amar y servir al Señor por nada y descubrir que eso es todo”, como dijo un hombre de Dios. Decir SÏ a lo que el Señor dice SÏ, y decir No a lo que el Señor dice NO, practicar aquellos aspectos básicos de la vida cristiana.
“Hasta que estemos dispuestos a tratar con lo que sabemos, Él no nos revelará aquello que no conocemos. Tenemos que demostrar fidelidad en las cosas pequeñas antes de que nos ponga a cargo de cosas mayores”, dice un autor (Anderson)
Obedecer es la segunda actitud que demos aprender en el desierto.
3. Alabar y adorar a Dios. La alabanza y adoración es una práctica espiritual que no todos los creyentes conocen y no es sinónimo de cantar. Adorar es reconocer en el alma, en el espíritu y en la mente quien es Dios.
“En el acto de la adoración nos reunimos para honrar y reverenciar a Cristo a través de ciertos patrones y tradiciones. Robert Webber escribe: «El foco de la adoración no es la experiencia humana, ni una conferencia, ni un entretenimiento, sino Jesucristo: su vida, muerte y resurrección». Bob Sorge complementa ese pensamiento, afirmando: «El objeto de nuestra adoración debería ser que lleguemos al punto en el que no veamos a nadie ni a nada a nuestro alrededor, sino que nos dejemos absorber totalmente por Dios. Ese es el objetivo supremo de la adoración: ver solo al Señor». Ese es el acto de la adoración.
Además, en el acto, hay un proceso de adoración. Dicho en una forma más sencilla, esto se refiere a nuestro discipulado: la etapa de la madurez, en la cual pasamos del egocentrismo al Cristocentrismo. LaMar Boschman escribe: «Debemos desarrollar una vida de adoración, viviendo en su presencia, no simplemente visitándolo los fines de semana. El Señor está buscando adoradores, no adoración».
Otro escritor ha dicho:
“Debemos observar que cuando oímos el llamado de Dios, y decidimos obedecerlo, ponemos en movimiento cierto comportamiento. Cualquier llamado de Dios presupone un estilo santo de vida, en términos de carácter y conducta. Antes de que podamos adorar «en espíritu y en verdad» , debemos renunciar al pecado y servir al Salvador.
Eso es obediencia y muchas veces solo aprendemos en el desierto, en la soledad de la vida donde nos enfrentamos solos frente a Dios.
APLICACIÓN
1. El cristiano maduro no rehúye el desierto, sabe que esa es la escuela de Dios para su servicio.
2. El creyente no está en medio de la lucha entre Dios y el Diablo, no está siendo tironeado para un lado u otro. El cristiano nació para ser vencedor del diablo en el desierto, Dios lo capacita para ello.
3. Tres son las actitudes o disciplinas que el cristiano debe desarrollar en el desierto:
a- Confiar sin entender
b. Obedecer
c. Alabar y adorar a Dios.
CONCLUSIONES
La tentación del Señor nos revela tres tipos de acciones y su relación con el servicio cristiano.
1. La acción divina: Impulsar al creyente al desierto y fortalecerlo en esa experiencia.
2. La acción de Satanás: Oponerse a la obra de Dios, tentar al creyente para anularlo en el servicio al cual fue llamado.
3. La acción del hombre: Estar ahí, no rehuir el desierto y ser vencedor
Si, el desierto lo tengo dentro de mí, cuando reconozco que debo estar solo y frente a Dios.
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