Efectos
psicológicos de la caída
Ps.
Juan E. Barrera
Introducción.
Hablar de los efectos psicológicos de la
caída es introducirse en un tema complicado porque refiere a paradigmas
totalmente separados y totalmente opuestos.
El paradigma teológico o religioso fue
quien guió el mundo occidental hasta el período del Renacimiento alcanzando su
máximo esplendor en el período de la Edad Media y la Escolástica, y que aún hoy
es válido para un número importante de personas en el mundo incluyendo gente de
los más variados orígenes y quehaceres. Este paradigma coloca a Dios en el
centro de todas las cosas y lo reconoce como el creador y sustentador de todo.
Por otro lado el aspecto psicológico adhiere
a un paradigma científico, vigente de manera especial en el mundo académico
mundial. Este paradigma se caracteriza por ser naturalista y racionalista,
preocupado solamente de aquello que es medible y cuantificable.
Las diferencias entre estos paradigmas
tiene importantes consecuencias en la antropología, por ejemplo, en el origen
del hombre, su naturaleza, su modo de relacionarse, la epistemología y la
ética, solo por citar algunos campos que son los de nuestro interés en el texto
presente.
Frente a este dilema el protestantismo ha
tomado varios caminos:
1. El que algunos llaman de la integración,
ejemplo de esto es el Teísmo Bíblico de inicios del siglo XX que busca un
acomodo entre ambas maneras de ver la vida.
2. La postura fundamentalista que rechaza
todo lo que se relaciona con lo científico y de manera especial con las
ciencias sociales y expresan un rechazo abierto por la sociología, la
psicología, la antropología y otros.
3. Un tercer grupo que lucha por trabajar
en el medio académico manteniendo un equilibrio entre ambos paradigmas y que se
identifica con la postura reformada que busca el señorío de Cristo en todas las
áreas de la cultura.
Hechos estos prolegómenos veamos el texto
bíblico.
Génesis 3 fue escrito alrededor de 1446-1406
a.C. y dice:
3:6 Y vio la mujer que el árbol
era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para
alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido,
el cual comió así como ella.
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
3:23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
3:23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
CONSECUENCIAS
I. Consecuencias psico espirituales
Con
este concepto se quiere expresar que la caída produjo consecuencias
espirituales que a su vez influyen en la conducta humana
1. Enajenación. Enajenación es una
palabra usada en psicología y quiere decir “extrañamiento”. En psicopatología se
aplica a los enfermos graves que pierden sus capacidades básicas, también
quiere decir “cambiar de dominio”. En este caso, es una enajenación de Dios, el
hombre cae en pecado y se aliena de Dios, pierde el dominio de Dios y se vuelve
extraño en sí mismo. No sabe ya quien es.
Esta
consecuencia es posible notarla en dos situaciones:
a.
En la pérdida del sentido que experimenta mucha gente. Esta falta de sentido
crea conductas muchas veces incomprensibles y disfrazan una búsqueda espiritual
con la búsqueda de adrenalina (lo biológico). Conductas de riesgo como los
deportes extremos, promiscuidad sexual, el lujo, la sensualidad, la violencia.
El
dr.Víktor Frank, creador de la logoterapia dice en su teoría psicológica que el
hombre no es impulsado por lo sexual, sino que por “pulsiones espirituales”, lo
que los cristianos interpretamos como la huella de Dios en el hombre caído.
El
vacío existencial. Es la expresión dolorosa de este sin sentido que se tapa con
mucho ruido: música estridente, estadios repletos, iphone, y la “patológica”
necesidad de estar siempre comunicado, conectado. Se recurre a todo tipo de
trucos para no estar a solas, para no oírse.
Estas
situaciones se han expresado a lo largo de la historia del hombre, no es algo
moderno, aunque hoy al parecer se ve más acentuado. Las guerras, los
holocaustos, los suicidios, las ansias de poder, el amor al dinero, la
pornografía y aspectos al parecer contradictorios como el arte. Ver por ejemplo
el art pop de Warhol, o el teatro del absurdo.
b.
El sentimiento de horfandad. El hombre moderno, quizá más que nunca en la
historia muestra estos síntomas de horfandad psicológica: sensación de
abandono, de rechazo, de miedo, de soledad, de impotencia, de tristeza. Se
puede ver, por ejemplo en el aumento de los trastornos del ánimo, en los
ataques de pánico, en el aumento de patologías psiquiátricas, la necesidad
profunda de ser amado, de ser abrazado, en el aumento de las terapias
alternativas de corte existencialista o el auge de las prácticas esotéricas,
etc. Las personas que presentan de manera más clara estos síntomas son
aquellos, por ejemplo que se involucran en sectas o movimientos herméticos.
2. La pérdida de la integridad o de
la completud. El hombre fue creado por Dios como un todo, como un ser integral donde
lo físico, lo psicológico, lo social y lo espiritual se conjugaba a la
perfección en un correcto equilibrio.
La
caída rompe este equilibrio perfecto y lo espiritual se quiebra, lo que trae
consecuencias fundamentales, deja al hombre sin este vínculo con Dios, con lo
sagrado, con lo sobrenatural. Esto traerá importantes cambios morales,
emocionales y conductuales.
Uno
de las principales consecuencias en el rompimiento de este vínculo es el origen
de la religión, si lo tomamos en su origen latino “re-ligare”, da origen de
manera incansable a la búsqueda de Dios por parte del hombre y como
consecuencia de la confusión espiritual en que se encuentra confunde al Creador
con sus criaturas y le rinde culto a las últimas. No es casualidad que la
religión ocupe un lugar importante en cada civilización y tampoco lo es el
hecho que Dios siempre ha hablado a la humanidad. Dios siempre ha tomado la
iniciativa para acercar la brecha creada en la caída, por tal razón desde un
inicio (Gn.3:15) ideó la venida de un puente, un “pontífice”.
En
el plano de lo moral Dios dejará de ser quien dicte lo bueno y lo malo y ahora
será el hombre quien lo decida. El hombre perderá su principal referente ético:
“Ya se ha declarado lo que es bueno, ya se te ha dicho lo que de ti espera el
Señor: practicar la justicia, amar la misericordia y humillarte ante tu Dios”
Miq.6:8. Si Dios no dicta lo bueno o lo malo, entonces es el hombre quien lo
haga “…he aquí el hombre es como uno de nosotros,
sabiendo el bien y el mal”. Este es el germen del humanismo, ante la
pérdida de la dimensión divina el aspecto racional asume la prioridad, dicta su
propias normas y se independiza de Dios.
En
lo psicológico esta incompletud se refleja en ese estado mental y espiritual
que años después el Señor Jesús llamaría de “sed” en Juan 7. Esta sed es un
impulso a la búsqueda de algo que muchas veces la persona no puede identificar.
Blas Pascal el filósofo francés escribió: "En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado unicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús". En el rompecabezas humano falta una pieza, la divina, cuando esta
es puesta, por obra del mismo Dios, el hombre vuelve a estar completo, su
estado original.
Agustín de Hipona
escribe en las Confesiones:"Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en tí" y el precioso Hijo de Dios escribió "Vengan a mi los cansados porque yo os haré descansar"
II. Consecuencias psico-individuales
1. Le percepción de desnudez. Este hecho puede tener
varios significados psicológicos;
a.
El origen de la pérdida del equilibrio entre espíritu-cuerpo. Este equilibrio
original de lo corpóreo y lo espiritual se rompe y el hombre percibe su cuerpo
como algo que hay que proteger, ocultar de otros. El cuerpo pierde la santidad
y hay que esconderlo de la mirada del creador, el cuerpo se vuelve pecaminoso.
La santidad perdida se recupera en la santidad del matrimonio donde el cuerpo y
la desnudez son una legítima fuente de placer mutuo.
b.
El origen de la intimidad. La caída le muestra al hombre que a partir de ese
momento hay “algo” que él debe guardar, que le es muy propio y que no debe ser
expuesto a otros. Bonhoeffer se refiere a este aspecto diciendo que el hombre
no debe estar “abierto” a todo el mundo, que en nombre de la sinceridad y la
verdad no se puede revelar todo, sino que hay límites. Bueno estos límites
nacieron cuando el hombre se percibe desnudo.
c.
El corte con la sana sexualidad. Lo que antes era santo, libre, puro, después
de la caída se debe esconder, cubrir y es Dios mismo quien lo hace. Aquí hay un
quiebre que será una puerta de entrada importante a la maldad y depravación
humana, pero sin embargo también lo será para a gracia divina restauradora.
Todas las listas de pecados, de conducta errada en la Biblia comienzan o
incluyen los pecados sexuales.
2. El miedo. De acuerdo al texto la
primera reacción post caída fue el temor. Al verse desnudos el hombre siente
miedo. Temor es una emoción que funciona como una protección frente a un
peligro real o imaginario. Al parecer esta era una emoción desconocida hasta el
momento de la caída. Las palabras del hombre “Tuve miedo” indica un cambio
importante en la conducta humana. ¿Miedo de que sintió el hombre? ¿Miedo de
Dios, del castigo? El miedo o temor es una emoción fuerte, que puede ser fuente
de patologías severas y tiene su origen en este evento.
3. Esconderse. Esta es una conducta muy
típica. Frente a una situación estresante, inesperada las personas tienden a
esconderse. Esta conducta toma varios caminos; esconderse detrás de la mentira,
de la apariencia. Lo que algunos escritores llaman “máscaras”. Frente a lo
desconocido frente a la vida muchas personas optan por usar máscaras. Estas
máscaras pueden ser de todo tipo. Un rol que se convierte en la vida misma, una
profesión que llega a dar sentido a la vida o lo más básico que consiste en
llevar vidas dobles, con una apariencia muy acorde a lo esperado, pero en el
interior viviendo una vida totalmente diferente. Lo que se conoce como “vivir
de apariencias”.
4.
La culpa. Esta es la primera referencia a la culpa, aunque no se le menciona
explícitamente, vemos al hombre culpando a su mujer y a esta culpando a la
serpiente.
A
partir de este acto histórico la culpa se haría presente en la raza humana. La
culpa se define como la “experiencia dolorosa que deriva de la sensación más o
menos consciente de haber transgredido las normas éticas personales o
sociales”. Esta sensación de transgresión se transferirá luego de la caída a
todo el quehacer humano. En Occidente se “culpa de la culpa” al cristianismo,
confundido con Catolicismo Romano y a la era victoriana, en Inglaterra, en lo
relacionado a la sexualidad y es probable que en algún momento de la historia
se haya sobre enfatizado más la culpa que la gracia. La culpa se vive hoy en
distintas áreas: el placer sexual, de la comida, del ocio, del trabajo, etc. N
También se vive dentro del protestantismo en aquellos grupos marcadamente
legalistas con sus innumerables listas de lo que se puede hacer y de lo que no
se puede hacer.
III. Las consecuencias psicosociales
1.
Pérdida de la relación con el otro. Cuando el hombre culpa a la mujer, en
realidad está estableciendo una brecha en el modo de relacionarse. La manera
libre y despreocupada de vincularse, ilustrada en la desnudez corporal se
pierde y la relación se funda sobre otros cimientos.
Goleman
(1995) escribió un libro que ya es un clásico La inteligencia emocional. Para
este autor los problemas del relacionamiento tienen que ver con dos aspectos,
La inteligencia Personal que incluye la conciencia de uno mismo, la auto
regulación y la automotivación y el otros aspecto es la Inteligencia
Interpersonal que implica la empatía y las habilidades sociales. Cuando se
analiza o se estudia un poco más en profundidad esta teoría es muy difícil no
vincular sus principios con aquellas aptitudes perdidas en la caída del hombre.
La teoría habla de conocerse a sí mismo, de hacerse responsable, de respetar al
otro, de ponerse en el lugar del otro, de establecer límites, de juzgarse a si
mismo en forma realista, etc. Todas estas aptitudes eran las naturales antes de
la caída del hombre en pecado y se perdieron cuando el hombre se reveló de su
creador y de su prójimo. Hoy la manera más habitual de relacionarse es desde el
egoísmo, la codicia, el temor, la culpa, los intereses propios, el engaño. Hubo
sin duda un cambio en las relaciones psico sociales.
Conclusión.
Puede
que para muchos hoy los paradigmas mencionados, teológico y científicos no se
puedan conjugar jamás, pero los hombres y mujeres creyentes están en ventaja,
su mirada de mundo es completa. Pueden mirar el mundo natural y aceptar muchas
de sus leyes, pero también pueden levantar la cabeza a un mundo sobrenatural
que se enlaza con el presente mundo y explica muchas cosas que de otro modo
querían sin explicación alguna.
El
hombre no creyente sigue siendo incompleto, porque cuando él mira este mundo
natural y no encuentra respuestas, no es capaz de mirar ese otro mundo, el
sobre natural y buscar allí las posibles respuestas y no tiene la mirada
completa, solo una parte.
Muchos
pueden cuestionar la veracidad histórica de la caída y otros tantos la pueden
ridiculizar, no obstante la historia es el mejor registro empírico de que la
perversión humana es real. El humanista optimista va a seguir esperando el
tiempo en que el progreso y la razón humana creen un mundo mejor, pero ese
tiempo no llegará. La historia humana seguirá el curso trazado por Dios, su
Creador.
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