El Niño Rey
Cada
vez son mayores las quejas que provienen del ámbito educacional y que guardan
relación con la conducta de los niños. Los profesores suelen lamentarse ante
los padres “su hijo no puede quedarse quieto”, “Su hijo no obedece ni respeta
las normas”, “Su hijo desea hacer lo que él quiere”, etc. Los padres muchas
veces no alcanzan a escuchar nada más porque comienzan a defender al niño rey. La mala conducta de los niños
es multicausal y el abuso infantil transita desde el abandono hasta la sobre protección
y es esta última causa la generadora de grandes estragos en la conducta y en la
vida emocional de los niños. Chiquillos que hacen pataletas, estudiantes que no
cumplen sus tareas y no tienen responsabilidad alguna son respaldados muchas
veces por unos padres sobre protectores. ¿Qué hacer? Es difícil porque en la
sobre protección se entretejen experiencias personales traumáticas de los
padres, temores, emociones negativas muy fuertes, falta de límites y la negación
como defensa psicológica, entre otras situaciones. Muchas veces es necesario un
tiempo de terapia en la que se trabajará básicamente varios aspectos: -los
temores de los padres - la cultura familiar a la base de la sobre protección. -Otro
aspecto a trabajar en la terapia consiste en sacar al niño del centro de la
familia y reubicarlo en el lugar que le corresponde, el de hijo, el de hermano,
el de nieto, no el de amigo, ni el de consejero o de tirano o rey. El “niño rey” debe dejar de ser rey
sin perder con ello el amor y la preocupación paterna. Muchas veces el “niño
rey” es el que verdaderamente manda en la casa. Los padres le consultan todo,
¡y obedecen! Por culpa, por remordimientos, por una ley de compensación, etc.
Finalmente, se deberían trabajar de manera especial las fronteras y límites
familiares. Poner límites es preparar al niño hasta cuando sea un adulto. Poner
límites es ordenar el hogar, establecer roles, responsabilidades, horarios, un
sistema de disciplina, de esfuerzo, de perseverancia. El autor de los
proverbios escribió hace casi mil años antes de Cristo: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando
fuere viejo no se apartará de él” (22:6) ¡Cuánta vigencia tienen estas palabras
hoy para nosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario