Ps. Juan E. Barrera
Hace unas semanas visitó Chile Dasho Karma Tshiteem ministro de la felicidad de Bután para participar en un seminario sobre el tema. Sí, leyó bien, Bután tiene un ministerio de la felicidad. El ministro declaró que esta, se ha construido en su país en base a cuatro pilares: desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo; preservación y promoción de la cultura; conservación del medio ambiente, y el buen gobierno. Habría que hacer un análisis serio para probar que estos cuatro ejes pudieran crear la felicidad en las personas, y habría que entrevistar a muchos de los habitantes de Bután para ver si realmente son más felices desde la implementación de estos principios como políticas públicas. Esto abre la puerta a un tema muy contingente entre nosotros, el de la felicidad. Todo el mundo quiere ser feliz. Se nos enseña a ser feliz, se nos exige ser feliz. Por medio de la educación, las artes, los medios de comunicación, la publicidad, y hasta desde el púlpito. Todo apunta a un mundo ideal donde todos son felices, satisfechos, realizados. Sin embargo la realidad nos muestra otra cara. Nos muestra un número importante de personas que sienten que entre más buscan su bienestar más escurridizo se vuelve este y cada vez crece más el número de personas infelices. Uno de los errores comunes es buscar la felicidad en el lugar equivocado. El hombre de hoy busca la felicidad en sí mismo, en sus logros, en sus expectativas y fantasías, sin embargo pocos se sienten verdaderamente satisfechos. Algunos buscan la felicidad en las relaciones, en las personas, pero están fallan o se marchan. Otros muchos se aferran a los bienes materiales buscando ilusamente en ellos algo que estos nunca les podrán dar. Muchos, como los habitantes de Bután creen que si las condiciones sociopolíticas mejoran entonces serán felices, humanismo optimista. En Chile, según un estudio reciente 80% de los chilenos se siente satisfecho con su vida, por encima de países europeos como Francia o Inglaterra. En Latinoamérica, Chile y Argentina lideran como los países más felices y según este estudio, Chile ocuparía a nivel global el tercer lugar después de Filipinas y México respectivamente. Pareciera entonces que los chilenos somos felices. Estudio contradictorio con aquel que nos ubica como uno de los países con mayor índice de depresión y de estrés en Latinoamérica, sin mencionar otros muchos males que de tiempo en tiempo se toman las pantallas de televisión en forma de reportajes o noticias. ¿Dónde encuentra la felicidad el hijo de Dios? ¿Debe construirla? La Biblia usa la palabra felices. Jesús habla de los bienaventurados, los verdaderamente felices son los que hacen la voluntad del Padre, los de limpio corazón, los pobres espirituales que lloran por ello, los mansos, los que tienen hambre y sed de un mundo justo, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores, lo que sufren por el reino de los cielos. Este es el verdadero concepto de felicidad. Jesús encarna cada una de estas características y con ello se convierte en nuestro modelo de felicidad. Jesús es nuestra felicidad. Ser como Él, pensar como Él, actuar como Él. Cuando logremos eso descubriremos que no necesitamos nada más para ser felices, que en Cristo tenemos todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario