miércoles, 9 de febrero de 2011

DECLARO FIDELIDAD AL CORDERO


DECLARO FIDELIDAD AL CORDERO
Juan E. Barrera
            Job.13:15 “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré;
No obstante, defenderé delante de él mis caminos.”
¿Qué actitud o que conducta es la que Dios espera del hombre en el día de hoy? ¿Ha variado su requerimiento con el tiempo?
De la vida de Job podemos aprender tres cosas que conforman una trenza poderosa que nos une con él y con su tiempo. Ha variado el contexto sociopolítico, el contexto religioso, el contexto geográfico, pero lo que no variado es la experiencia humana. Una experiencia que se muestra en tres aspectos:

1. La experiencia del dolor
2. La experiencia de la finitud del conocimiento
3. La experiencia del encuentro humano-divino.
Estas experiencias forman parte de la naturaleza humana: La enfermedad, la muerte, la deslealtad, el rencor, el abuso, la infidelidad, la maldad, la injusticia, el abandono, el rechazo, etc está presente desde el momento que nacemos.
La finitud de la mente humana para entender estos fenómenos o estas experiencias también forma parte de la vida del hombre. Es muy difícil o resulta imposible encontrar sentido a lo que no somos capaces de comprender. Psicológicamente tendemos a aceptar y a resignarnos frente a algo cuando logramos comprenderlo a cabalidad.
La experiencia del encuentro humano-divino también está presente en el día de hoy, pero no para todas las personas, sino sólo para las que creen. A este tipo de personas el encuentro divino les demanda dos cosas: Obediencia y confianza.
“Aunque él me mataré” Confianza, fe
“en él esperaré”. Obediencia
Estas son las actitudes de un creyente que conoce a Dios, que ha oído su voz, que ha gustado de los dones del Señor. Esta es la clase de hombres y mujeres que él desea usar. Los que aprender a obedecer y confiar sin tener la claridad de los porqués.
“Declaro fidelidad al Cordero”. Estas palabras aparecieron escritas en el facebook el verano pasado. Yo lo consideré una tontería, porque resulta muy fácil hacer ese tipo de declaraciones a través de un computador. Ese verano fui a la sepultura de mi hijo, a conversar con él, a contarle algunas cosas y recordé las palabras en Facebook “Declaro fidelidad al Cordero”. Allí entonces, acostado en el suelo, llorando sin parar junto a la sepultura del Joaquín hice esa declaración “Declaro fidelidad al Cordero” aunque mi hijo ya no esté conmigo.
Obedecer y confiar esa es la mejor entrega y el mejor servicio a Dios.

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