lunes, 15 de septiembre de 2008

Los Trastornos Mentales. Un enfoque clínico pastoral


Los Trastornos Mentales. Un enfoque clínico pastoral
Juan E. Barrera
De las muchas cosas buenas que disfrutamos en gran parte del mundo, podemos mencionar los extraordinarios avances de la ciencia y de la tecnología. Aparentemente estas dos disciplinas nos han ayudado a vivir más y mejor. La expectativa de vida, en general ha subido en el mundo actual. A muchos les parece que es más fácil vivir hoy que hace un buen tiempo atrás. Disfrutamos de muchas comodidades, al menos una parte de este mundo actual. Sin embargo, y no se si hay una razón causal con las dos disciplinas mencionadas, la vida para muchas personas no resulta lo fácil y acogedora que debería ser. Son personas que por diversas razones deciden desconectarse de este mundo y vivir su propio mundo feliz, allá en lo profundo y misterioso de su psiquis. Son las personas con trastornos psicológicos. Obsesivos, depresivos crónicos, ansiosos, personas con duelos patológicos, madres que lloran sus hijos eternamente, hombres y mujeres presos de las más diversas adicciones, fóbicos , mujeres con trastornos alimentarios, trastornos de personalidad, trastornos bipolares, esquizofrenia y tantos otros.
El origen de los trastornos psicológicos es multifactorial. En la gran mayoría de los trastornos no está comprobado so origen genético, aunque si se habla de predisposiciones biológicas. Los factores ambientales también juegan un papel importante. La forma como las personas se relacionan, el tipo de familia, de pareja, las condiciones laborales y las condiciones psicosociales en general. También hay que agregar el factor psicológico, la capacidad cognitiva de la persona, su mundo emocional, su capacidad para adaptarse, de verse a si mismo, etc.
El tratamiento para los trastornos mentales
El tratamiento o abordaje de los trastornos mentales en la actualidad se hace con una mirada integral, multidisciplinaria en la que participan distintos actores, psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales, asistentes sociales y otros.
Se usa la administración de fármacos para tratar los síntomas más urgentes en conjunto con la psicoterapia para tratar el origen y las manifestaciones que el trastorno presenta. Se espera que estas dos intervenciones, además del aporte de otros profesionales produzcan en el paciente un estado de mejoría emocional y pueda hacer su vida lo más normal posible.
La actitud de muchas personas hacia quienes padecen de un trastorno mental es de rechazo, burla, discriminación, miedo y desprecio. Ninguna familia quiere reconocer que entre ellos hay un “loco”. Lo ocultan, lo disimulan, lo disfrazan. Si una persona con algún evento psiquiátrico coloca eso en su currículo o en algún tipo de antecedente, tenga por seguro que será rechazado. El caso más extremo son aquellas personas recluidas en centros de atención psiquiátrica que viven en el total abandono y en el más doloroso de los anonimatos.
La actitud de la iglesia frente a las personas con trastornos mentales.
La actitud de la iglesia frente a estas personas asume, creo yo, por lo que leo, veo, y escucho, tres caminos.
El de la ignorancia. La iglesia prefiere hacer como que no ve. Camina junto con Jesús, pero no ve lo que El ve junto al camino. La iglesia no ve ciegos, mendigos, leprosos, enfermos. Es una iglesia en busca de la unción y la prosperidad, pero que ha olvidado el clamor del ciego Bartimeo ¡Señor Hijo de David ten misericordia de mi! Pareciera que el argumento es Si no veo no existe. ¿Serán las personas con trastornos mentales los leprosos del siglo XXI?
Por más que intentemos ignorar, disimular y mirar hacia otra dirección ellos están ahí, buscando la ayuda de Jesús, la misericordia de Jesús, el toque de Jesús.
Satanizar las enfermedades mentales. Corresponde a muchos grupos e iglesias que solo ven demonios. Las enfermedades mentales no existen para ellos, todo es obra del Diablo. Ven demonios en todas partes. Si un niño es asustado por un perro, entonces, dicen ellos, viene un demonio que le habla al oído a ese niño y le dice que de ahora en adelante siempre tendrá miedo. La depresión es un demonio, las fobias son demonios, la ansiedad es un demonio, la anorexia es un demonio, ¡Todo es obra de algún espíritu! Cuanto daño causa esta postura. La persona que padece el TM y su familia ya ha sufrido mucho como para que venga alguien y coloque otra carga, otro factor estresor sobre ellos. ¿Cómo se sentiría usted si tiene un hijo con un problema mental y viene un predicador y le dice que está poseído por un demonio? ¿No se asusta aún más? Luego de esa declaración viene otro sufrimiento más: la seguidilla de sesiones de gritos y ritos para sacar el espíritu.
Cada cierto tiempo se pone de moda algún libro, que con poca Biblia y muchas experiencias intenta convencer a sus lectores ávidos de cosas nuevas de la relación entre Satanás y las enfermedades mentales.
Otra postura de la iglesia consiste en atacar a la psiquiatría y psicología. De las tres posiciones, mi opinión es que esta es la más cruel, por las siguientes razones: el que ignora, no muestra interés ni se relaciona con personas con trastorno mental. Su daño consiste en hacer cuenta que estas personas no existen.
El que sataniza todo, aunque equivocado o exagerado en su postura, muestra interés y preocupación por estas personas. Le dedica su tiempo, su atención. El daño consiste en estigmatizar a quienes pretende ayudar sin dar una verdadera solución.
El tercer grupo, creo yo es la peor postura porque no ignora, sabe de estas personas, conoce el fenómeno, no hace nada por ellas y aún ataca a los que si hacen algo. Su preocupación no es pastoral, es argumentativa, es combativa. Lee y se preocupa, pero no para servir sino para argumentar.
Son grupos que rechazan las Ciencias Sociales y lo hacen etiquetándolas como humanistas o como satánicas. Claro está, para este grupo es una especie de satanismo más refinado, una especie de satanismo más intelectual. Son grupos cerrados, con poco vigor evangelístico y con un espíritu muy crítico. Representa a un sector de la iglesia que no hace nada, pero critica todo. A este grupo ha que recordar que Cristo es el Señor de todo y de todos y que no hay espacio en este mundo donde Cristo no sea dueño y tenga la última palabra. Si Jesús no es Señor de un psicólogo o de un sociólogo no es Señor de nada.
Que debería hacer la iglesia. La iglesia debería formar parte de ese equipo multidisciplinario que acompaña al paciente. Junto al psiquiatra y el psicólogo debería haber un pastor. No tiene que saber psiquiatría, no debe manejar la psicología. Debe tener una pastoral clara, un trabajo espiritual profundo de ayuda y soporte, para el enfermo y su familia.
Tal vez la falta de una pastoral hacia los trastornos mentales de deba a alguno de estos factores:
 Ignorancia en el tema
 Comodidad
 Temor
 Falta de personas capacitadas
 Repetición irreflexiva de un modelo de iglesia
 Menoscabo de la propia imagen pastoral
 Una postura teológica reduccionista
 Etc.
Todos estos factores son soslayables si existe el deseo y la voluntad de ayudar a estas personas. Si hay un corazón de pastor latiendo en el pecho de un hombre, este buscará la forma de superar cada uno de estos obstáculos.
Cuáles deberían ser los pilares de un pastoral hacia las personas con trastornos mentales. Me atrevo a mencionar los siguientes:
 La del amor incondicional
 La de la aceptación
 La de la paciencia
 La del perdón
 La de la sabiduría
 La de la misericordia.
Conclusiones
Frente al fenómeno de los trastornos mentales si la iglesia se siente incapaz, debe capacitarse, espiritualmente e intelectualmente. Buscar toda la buena información disponible. Si este trabajo le asusta, debe vencer sus miedos y hacer lo que tiene que hacer, acoger y abrazar a estas personas en el nombre de Jesús.
Lo que la iglesia no puede seguir haciendo es ignorar lo que pasa alrededor suyo. Es mejor no ser próspero, ni rico, ni ungido, ni ninguna otra cosa de las que se nos ofrece, pero escuchar de labios del señor “Bien buen siervo fiel, sobre has sido fiel, sobre mucho te pondré”.
¡Qué trabajo lindo es llorar con el que llora! Y abrazar al que se siente solo, pues todos hemos llorado alguna vez y hemos necesitado un abrazo. Un abrazo de un hermano, un abrazo de Dios.

6 comentarios:

  1. Gracias. llevo oras estudiando todo este material, que el Señor tr bendiga y te la capacidad de seguir ayudando a muchos, un abrazo desde España.

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  2. Agradezco tus palabras, amigo, me ánimo para seguir en medio de las pruebas

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  3. Excelente artículo... lo voy a citar en un trabajo de psicopatologìas dirigido a pastores. Dios te bendiga con muchas nuevas ideas.

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  4. Querido amigo, gracias por tus palabras, cuéntame tu nombre y desde donde escribes. Dios te use con esos pastores, escríbeme si puedo ayudarte en ealgo
    Un abrazo
    Juan

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  5. Hola soy cristiana y se que es estar en esa situacion que el señor te bendiga por ese conocimiento por que es dificil y mas cuando uno sirve

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    1. Hola gracias por tus palabras, si puedo ayudarte estaré encantado de hacerlo. Escríbeme

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