lunes, 25 de noviembre de 2013

El olvido está hecho de recuerdos

El olvido está hecho de recuerdos
                                                                               Juan E. Barrera

El olvido está hecho de recuerdos ha dicho alguien y esas palabras se aplican muy bien a ti, Joaquín, que hoy 25 de noviembre cumplirías 14 años y que hace casi cinco que te marchaste. Recuerdo esa mañana que junto con tu hermano te fuimos a buscar, estabas durmiendo y ni siquiera nos tomaste en cuenta. Te abrazamos y te besamos y te dimos la bienvenida al hogar. Te recuerdo con un chupete en la boca, con tu jardinera favorita, con tu ropa del kínder, con un lápiz en la boca dibujando, de piernas cruzadas escuchando a la Shakira, haciendo “el tiburón” en la piscina, peleando con tu hermano, gritando feliz, cantando a toda boca las canciones de Marco Antonio Solis, hoy lo escucho y me acuerdo de ti.
En este tiempo han sido miles las imágenes que han pasado por mi mente y mi corazón desde ese día triste que sin decirme chao papá te fuiste de esta tierra. Cinco años sin ti es muy poco tiempo para olvidarte y cada uno de estos días han estado llenos de ti, repletos de ti  y de tus cosas. No puedo dejar de verte en un niño en el supermercado, en un alumno en la escuela, en la sonrisa feliz de un niño que pasa a mi lado, en un niño gordito y alegre que conozco, en tu perfume, en tus polerones, en tus chalas, en tus juguetes, en tu música, en un niño que se llame Joaquín. 
Eres mi gato cósmico, mi Doreamon que partió muy pronto a conocer las galaxias acerca de las cuales escribiste un día, sin embargo estás, podrías meter tu mano en el bolsillo mágico y aparecer aquí para alegrarnos, a mi, a tu madre y a tu hermano que te extraña. Estás en nuestra casa, tu casa, en las paredes que rayaste, en la cajonera en que garabateaste Juan y Lupe y en tu pieza, en tu patio, en la casa de tu abuela, estás en las canciones, en un gesto, en tus revistas, en tu perro, en tu loro, en los pajaritos que cantan cada mañana antes del amanecer en el árbol del vecino, en tus amigos, en la flor de maravilla que hay en el jardín, en el remolino inmenso que gira entre las flores y que me recuerda que tú estás volando, alegre feliz. Estás en la luz naranja melancólica que entra por mi ventana cada tarde estival. Estás en mi mente, en mis brazos que te anhelan, en mi pecho desierto, en mis ojos vacíos de ti, en mi memoria saturada de tu sonrisa, de tus bromas, de tus chistes, ¡estás!
Fuiste una estrella fugaz y pasaste tan brillante y rápido que no alcancé a observarte bien ni a pedirte un deseo, deseo que ahora tú sabes cuál es. Sueño cada mañana con darte un abrazo y verte siquiera unos minutos. Cinco años es bastante tiempo para las personas, para mí no es nada. Cierro los ojos cada noche y pienso en ti, abro los ojos cada mañana y pienso en que ya no estás aquí y me duele. La mariposa amarilla que venía cada mañana a nuestro jardín ya no nos visita y tus amigos de siempre ya están más altos y fuertes que yo, y tampoco nos visitan. La vida ha continuado igual para todos pero no para mí que espero el momento de verte otra vez ¡Ha sido duro vivir sin ti! ha sido largo el camino de tu ausencia. Se acerca el verano y pareciera que la nostalgia va en aumento, nostalgia mezclada con pena, llega el sol y lo ilumina todo, sin embargo tengo días algo grises sin ti. Veo tus fotos y sé que estás en cielo y eso debería alegrarme, no obstante, siento una sensación de vacío en el estómago que me estremece, y lloro, te lloro.
Cinco años no son más que una onda en el agua del mar de esta vida o de una brisa suave en este universo sin ti. Hoy tendrías 14 años ¿Invitarías a la Isidora, al Simón? Hoy es un día triste para mí pero no para ti, tú estás feliz, pleno, riendo como siempre, yo te lloro, y sigo esperando el día de volver a vernos, será pronto, pero todavía no.

El papito