Ps. Juan E. Barrera
Se fue el año 2012 y obviamente
el mundo no se acabó a pesar de las predicciones de muchos. Lo que sí se acabó
fue este tiempo para cumplir las metas y logros propuestas y es que desde hace
mucho tiempo, bastantes personas, al iniciar un nuevo año se establecen
objetivos para alcanzar, que abarcan dimensiones distintas como la laboral,
familiar, académica, personal, etc. Si se mira al inicio del año de manera
global un año parece mucho tiempo, pero si se divide el año en unidades más
pequeñas, en meses, semanas y días se descubre con sorpresa que el tiempo pasa
muy rápido. Para un segmento de estas personas estas metas no alcanzan más que a
una declaración de buenas intenciones, bañadas por la emoción o la culpa del
momento y son del tipo: voy a bajar de peso, voy a ser más ordenado, voy a leer
más, voy a dejar de fumar. Para otro sector importante de personas, estas
promesas y metas se toman en serio, se escriben y se evalúan durante el año de
manera periódica y esta es una buena manera de avanzar y progresar en las áreas
planificadas. Si lo planteado es solo un impulso momentáneo esto se olvidará
rápidamente y no tendrá influencia alguna en la vida de la persona, en cambio
si existe una corrección y evaluación permanente durante el año estas metas se
tornan en un proyecto de vida, que da dirección y orienta las actividades que
se realizan . La diferencia entre un grupo y el otro es que mientras que uno ve
pasar el año y como transcurren las cosas, el otro grupo hace que las cosas
sucedan y no es un mero espectador del transcurso del tiempo ¿Cuáles son
algunas de las metas serias que todo creyente debería plantearse? Creo que las
indispensables son: velar por una mejora laboral y tener, de este modo la
capacidad de colaborar en la obra de Dios, establecer de manera clara e
inequívoca que tipo de familia que se desea tener y luchar conscientemente por
ello. Crecer culturalmente con lecturas intencionadas, escuchar buena música, y
apagar el televisor. Espiritualmente, leer la Biblia completa durante el año,
involucrase en actividades de servicio en su iglesia local. Interiormente
desarrollar la adoración y la alabanza, practicar la oración y la reflexión,
experimentar el gozo y la alegría del Señor. Si usted está en el segundo grupo,
entre los que escriben sus metas para el año y no las logró, hay buenas
noticias, Dios no nos avalúa según ello. Dios continúa siendo fiel y su gracia maravillosa
sigue operando y derramándose abundantemente sobre nosotros. Hoy es el tiempo
de comenzar otra vez. De retomar lo no cumplido, de explicitar lo pensado, de
mirar a la meta, de ser transformado de gloria en gloria hasta que la imagen de
Cristo se refleje en nosotros y su aroma inunde nuestras familias, nuestros
trabajos, nuestras iglesias locales y el mundo entero. Oremos junto con el
salmista en el salmo 90 “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que
traigamos al corazón sabiduría” Que sea un buen año 2013, Dios nos guíe y nos
de las fuerzas para hacer siempre lo que el desea.