jueves, 7 de junio de 2012


Reflexión sobre el libro de Filipenses

El gozo y las circunstancias.
“LAS COSAS QUE ME HAN SUCEDIDO”
Después del saludo protocolar y de la oración del apóstol por sus amigos-hermanos-ovejas él comienza a narrar como se siente. Lo esperable en un caso como el que le toca vivir sería
1. Tener el estado anímico quebrantado: Escuchar quejas, reclamos, tristeza o amargura.
2. Sentirse inundado por un sentido de pérdida. Pérdida de la libertad, de los derechos, de la intimidad, de los hermanos, etc
Sin embargo el muy amado siervo de Dios comienza su relato con estas palabras:
v. 12 “hermanos”. Pablo se dirige seis veces a sus destinatarios como hermanos (Indica un “vigoroso sentido de unidad y de camaradería”)
v. 12 “…han redundado más bien para el progreso del evangelio”
Redundado
Traducciones:
La Biblia al Día (paráfrasis). “Ha contribuido”
The living Bible “Un gran empujón”
Progreso
Griego “Prokope”(la raíz de la palabra que indicaba al pionero que se abría paso por entre la maleza).
Las consecuencias de su encarcelamiento.
1. “…mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y a todos los demás”
Pretorio: La guardia imperial. Compuesta por alrededor de diez mil soldados de elite que vigilaban a Pablo día y noche. Un guardia era encadenado con una cadena suave a una de las muñecas del apóstol y estaba con él todo el tiempo.
¿De qué fueron testigos estos soldados?
• Del carácter de Pablo
• Del “crimen” de Pablo, predicar a Cristo.
• De las oraciones de Pablo
• De las enseñanzas de Pablo
• De la santidad de Pablo
• De la fidelidad de Pablo
¿Qué hicieron estos soldados?
Contaron esto a otras personas “los demás” ¿la ciudad? Después de un tiempo todos sabían que Pablo, siendo un ciudadano romano estaba preso solamente por predicar a Cristo.
2. “Y la mayoría de los hermanos cobrando ánimo” v. 14
“mayoría”. La responsabilidad de hablar la palabra es de todos, no la obligación de unos pocos
“se atreven a hablar” ¿Había peligro en hablar abiertamente? Al parecer sí
“la palabra” ¿de qué hablaban? De Cristo
“sin temor”
Conclusión
¿Cuáles son las dos actitudes que debe tener un creyente maduro para tener gozo a pesar de las circunstancias?
¿Cuál es la influencia o el aporte de la iglesia local frente a las circunstancias adversas de sus miembros?


La ansiedad


Iglesia Bíblica Independiente San Joaquín
Santiago Chile
Grupo de Jóvenes
Sábado 19 Noviembre 2011

Tema: “Viviendo un día a la vez. Enfrentando la ansiedad”
Texto: Mateo 6:25-34.
Introducción.
1. La salida de la adolescencia y sus cambios
2. Enfrentar el futuro
3. Perfiles de adolescentes:
a. El despistado que no sabe “pa´ donde va la micro”
b. El despreocupado
c. El enrollado
d. El preocupado por su vida
e. El que quiere cortar con ciertas cadenas familiares
Hablaremos de la persona que está preocupada sanamente por su futuro.
Para este tipo de persona el pasaje de Mateo 6: 25-34 le da tres consejos que vienen de labios de Jesús
I. V.25 No afanarse
Afanarse significa “atraer en diferentes direcciones, distraer. Se puede traducir como 'preocupación'; 1 P 5:7, 'ansiedad'.
La Biblia de las Américas dice (6:25), "no os preocupéis".
Ideas afines son: angustiarse, acongojarse, ser agobiado, Luc. 12:29, "estar en ansiosa inquietud", ser ansioso (tener ansiedad), tener cuidado.
"Por tanto os digo: No os afanéis". Las palabras "por tanto" indican una conclusión de lo que había dicho en los vers. 19-24, en los cuales nos da tres razones muy buenas por las cuales debemos poner plena confianza en Dios y no en cosas materiales (cosas de este mundo):
(1) los tesoros de este mundo no son confiables porque son perecederos, no duran.
(2) si el ojo es maligno (avariento), toda la vida está llena de oscuridad
(3) es imposible servir tanto a Mamón (las riquezas) y al mismo tiempo servir a Dios (porque cada esclavo tiene solamente un amo).

II. EJERCITAR LA FE. V.30


A. En el carácter de Dios
1. Dios no miente, lo que ha dicho que hará lo va a hacer.
2. No es optimismo
b. En la obra de Dios
1. A favor de sus hijos
2. A pesar de las circunstancias
3. En sus planes
III. ELEGIR LO APROPIADO.V.33
Una de las características de las sociedades modernas es la capacidad de elección que tienen las personas, esto puede ser cierto en determinas acciones y en otras no. Pero elegir en el rango en que es posible hacerlo resulta fundamental para el futuro.
EL REINO DE DIOS
A. A Dios: La cosmovisión cristiana
1. Las verdades fundamentales
2. Los valores apropiados
3. La vocación
4. El uso de los recursos
B. A su obra
a. En el servicio de su iglesia local
b. A través de la profesión

La falta de fe. Lo que sorprendió a Jesús


Lo que sorprende a Jesús de los hombres: La falta de fe
Juan E. Barrera

1. Jesús dice que la causa de la ansiedad y el afán es la falta de fe (Mateo 6:30).
Una de las patologías más frecuentes de la sociedad occidental actual son los cuadros ansiosos. Ansiedad es el miedo al futuro, un miedo que no siempre es identificable, un miedo a lo desconocido. El Señor pregunta en este pasaje “¿Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿Np hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? La incredulidad causa ansiedad.
2. La fe de los hombres cambia situaciones aparentemente imposibles. (Mateo 9:2)
La fe lleva intrínseca la acción y si esa acción va dirigida en bien de los demás es una bendición para las personas que no conocen a Dios. En esta ocasión la fe no es ejercitada para satisfacer las necesidades propias, sino para satisfacción de las necesidades de otros. En este pasaje Jesús dice: “…y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico…”.
3. La fe es mirar más allá de los recursos con los que se cuenta. (Mateo 16:8)
Los discípulos de Jesús habían sido testigos de uno de los milagros más grandes realizado por el Señor. La alimentación de los 4 mil, con sólo 7 panes y unos pocos pescados, pero ahora que Jesús les advierte acerca de la levadura de los fariseos, ellos erróneamente interpretan sus palabras como una reprensión de Jesús por la falta de pan y fijan su atención en lo que tienen, o mejor dicho en lo que no tienen. Reciben del Señor, que lee sus pensamientos, las siguientes palabras “¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?
4. La fe es la que permite la victoria espiritual, o hay áreas espirituales que no se obtienen si no es por la fe. (Mateo 17:20)
En este pasaje la victoria espiritual es contra un demonio, un ser satánico que atormenta a un joven y que no puede ser expulsado por los apóstoles. La explicación del Señor es “por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
De igual manera hay muchos aspectos en la vida espiritual que solamente pueden ser vencidos si desarrollamos la fe: el temor, la tristeza, el miedo, la libertad de ataduras, el rencor.


Lo que ofende a Jesús


Iglesia Bíblica Independiente
San Joaquín Santiago Chile
Domingo 03 de Junio 2012
Título: Lo que ofende a Jesús
Texto: Seleccionados de los evangelios
Introducción
Una lectura detenida de los evangelios nos revela muchos aspectos de la vida de Jesús y uso este nombre a propósito de su humanidad, hablamos de Jesús de Nazaret, que vivió en Israel hace más de dos mil años. Su vida humana, sin considerar los aspectos de la encarnación, si es que esta separación se puede hacer, nos revela muchísimo de su carácter, de su corazón, de aquello que veían los ojos de Jesús. En su humanidad Jesús vivió como cualquier otro judío, sometido a las costumbres culturales de su época. “Le tocó” vivir en un período complicado para su pueblo, dominado por Roma y por una disposición de la sola soberanía del Padre, vino a habitar entre los pobres de su pueblo.
Llama la atención, desde el nacimiento mismo del Señor la humildad y mansedumbre que gobernó toda su vida humana. Las circunstancias que le ¿tocó? enfrentar y las personas sencillas con las que se rodeó nunca le molestaron.
Las circunstancias difíciles: Lucas 2:6-7
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Desde la pesebrera sucia que le vio nacer hasta el tosco madero que sostuvo su cuerpo precioso, molido y desgarrado fueron circunstancias difíciles, hostiles. Jesús nació para morir y para vivir en circunstancias que le fueron contrarias desde un inicio. El apóstol Pablo resume la vida de Jesús en las siguientes palabras en 2 Cor. 8:9 “ Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”. Jesús se hizo pobre aunque era rico en el cielo, en su gloria, para vivir como uno de nosotros y enfrentar circunstancias similares a las nuestras.
Su nacimiento en Judea y su infancia en galilea son símbolos de la vida que el Señor llevó. Una, esclava de Roma, de la religión, del legalismo, del abuso y la segunda, una región marcada por la pobreza y la confusión. “la Galilea de los gentiles”. Treinta y tres años vividos entre los más pobres que muchas veces lo adoraron y otras tantas lo rechazaron hasta enviarlo a la cruz.
No obstante, la pobreza, la falta de un hogar, según propias palabras de Jesús, la incomprensión, la escasez, la soledad, el cansancio físico, la tristeza, el rechazo y tantas otras situaciones nunca fueron motivo de desagrado para el Señor. Él da testimonio que hacía las obras del Padre. Sus circunstancias eran las obras que el Padre había planificado. Las aves, las flores, los sembradíos, las viñas, la gente común, fueron usados magistralmente por Jesús para impregnar en la mente y en corazón de sus oyentes verdades eternas. Las circunstancias era para Jesús el escenario que el Padre había preparado para él, y su gozo era hacer su voluntad en ellas, aun cuando estas circunstancias fueron una “copa amarga” era el Padre que la sostenía y se hacía su voluntad.
El apóstol Pablo se refiere a lo mismo cuando escribe en Efesios 2:10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
“Hechura suya” es la palabra griega para poema, conlleva la idea de armonía, hermosura y equilibrio. Somos el poema de Dios y las circunstancias forman parte de este poema.
Las personas: Marcos 10:46-52
46Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
No leemos en los evangelios, con algunas excepciones, que Jesús se enojara con las personas, que la gente le fuera una molestia y que él las rechazara o las evitara. Se muestra muy paciente con sus discípulos, si debe aclarar algo y reprenderlos lo hace pero mostrando siempre una infinita paciencia. Era seguido y sustentado por mujeres piadosas. No le molesta tampoco la multitud que lo asedia, que lo acosa. Enfermos, endemoniados, pobres, hambrientos, interesados, extranjeros y todo tipo de personas.
No juzga la promiscuidad de ningún tipo. Una prostituta le besa los pies, los lava con perfume y luego los seca con su largo cabello negro, hermoso y bien cuidado, fruto de su trabajo. Se deja tocar por una mujer con un largo y penoso cáncer, la que con mucho miedo toca su manto. ¿Con qué ojos la habrá mirado?
Se dirige a la mujer siro fenicia sin prejuicio alguno y tiene misericordia de ella y de su hija endemoniada. Come con los “ladrones legales” de su época, los publicanos, toca a los leprosos, se acerca a los que en su época eran los intocables. Les devuelve su dignidad, su valía. El solo toque de Jesús les demostró cuan importantes eran para Dios. Estos son los excluidos de hoy, los marginales, los feos, los deformes, los que se esconden.
Jesús se deja amar por hombres, mujeres, niños, soldados, pobres, ricos, enfermos, mendigos, proscritos, religiosos arrepentidos, “gente rara” y para cada uno de ellos tiene una palabra oportuna, y una mirada que causaba arrepentimiento y llevaba perdón. Una palabra llena de gracia, de misericordia, de consuelo, de fe, de ánimo, de restauración.
Las personas no le molestaron ni provocaron juicio alguno de parte suya, Jesús amó a las personas. “vende todo lo que tienes”, “no es lícito dar a los perrillos”, “Si supieras quien habla contigo”, “vete y no peques más”, estas y otras tantas expresiones se clavaban tan hondo en las conciencias y los corazones de las personas que producían el arrepentimiento en ellas y de seguro no eran solo las palabras, sino el como decía estas palabras, estaban llenas de gracia y misericordia.
Las circunstancias y las personas no molestaron al Señor, ¿Qué fue lo que le ofendió? ¿Qué le causaba dolor? ¿Qué demandó su reprensión y sus palabras más duras? ¡La religiosidad! ¡El legalismo! Los juicios de Jesús, la lista de los “¡ay” del Maestro contrastan con su actitud serena y compasiva con que habitualmente trataba a las personas.
La religiosidad: Mateo 23
1Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres…
13Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
La ira de Jesús, sus palabras duras, sus acciones radicales, sus juicios severos fueron dirigidos hacia el grupo religioso gobernante en su época. No lo hirió el estilo de vida equívoco de las personas lejos de Dios, viviendo las consecuencias de sus decisiones pecaminosas o sufriendo por los pecados de otros. Lo que sí le ofendió fue el estilo de vida de quienes decían conocer a Dios, sus designios y su voluntad y actuaban de manera contraria a ello.
Frente a este estilo de vida mantuvo una actitud inflexible. Les reprendió su orgullo, su legalismo, su maldad, su codicia, el doble estándar con que vivían y con el que juzgaban a su prójimo y abusaban de él. Les reprendió por su amor al dinero, por la explotación emocional que hacían de la gente, por sus acomodos políticos, por cargar al pueblo con una culpa que ellos no asumían. Los acusa por su pretensión de conocer a Dios y de hablar en su nombre sin conocerlo y de engañar espiritualmente al pueblo. De causar cansancio existencial en las personas, cansancio del que se liberarían solo aquellos que aprendieran a llevar su yugo y vivir como ´él lo hacía.
Los fariseos y saduceos defendieron a muerte su posición, su estatus, su dinero, su fama y el estilo de vida cómodo que llevaban y nunca le perdonaron a Jesús que los expusiera públicamente y fueron ellos los que instigaron al pueblo para que pidieran la crucifixión del Señor.
No fueron las circunstancias, que pudieron ser distintas y no por ello alterar el plan redentor de Dios, lo que ofendió y desagradó a Jesús. No fueron las personas, tan disímiles con las que le correspondió vivir y relacionarse. Fue la religiosidad, la tradición mal entendida y el legalismo lo que más le dolió al Señor.
¿Qué ocurre hoy con nosotros, la iglesia, el cuerpo de Cristo en la Tierra, su novia? Al parecer obramos de manera totalmente opuesta a como lo hizo el Maestro. Nos desagradan profundamente las circunstancias si estas no son como quisiéramos que fueran y habitualmente el criterio para evaluar tales situaciones somos nosotros mismos, nuestro propio bienestar, aquello que llamamos felicidad. Murmuramos, nos enojamos con Dios y con la vida, y lloramos si las circunstancias no nos permiten ser felices o son un impedimento para alcanzar nuestras metas. Basados en nuestros propios estándares, de acuerdo a nuestro propio canon, todo tiene que ser perfecto para poder ser feliz. Dinero, apariencia, comodidad, salud, posición, prestigio. Sin estos dispositivos no somos felices, aunque Jesús, nuestro modelo, nuestro summum Bonum nos enseña que el ser bienaventurado no depende de esas cosas. Este es el concepto humanista de la vida, donde todo gira en torno al hombre y no en torno a Dios.
David Brainer, el misionero a los indígenas norte americanos nunca estuvo sano físicamente, sin embargo su modo de vivir todavía nos sigue inspirando. Jhon Bunyan sufrió toda su vida y lo seguimos admirando como el hombre de Dios que fue. El libro de Hebreos da testimonio de hombres y mujeres sufriendo por el evangelio y nunca fueron humanamente felices. El tiempo actual nos refiera a un sin número de creyentes perseguidos en medio oriente o en la China “democrática” quienes nunca serán felices aquí en esta tierra, pero que se levantan cada mañana alzando sus ojos al más allá, en el cielo y se regocijan en hacer la voluntad de Dios en medio de gran oposición.
Somos criados creyendo que la meta en la vida es ser feliz. Jesús nos revela que la meta del creyente no es ser feliz sino ser santo, hacer la voluntad de Dios, poner la mira en la vida eterna, servir al prójimo como muestra de amor a Dios esa es la meta del creyente. Al hacer esto descubriremos que somos infinitamente felices aunque no siempre de acuerdo a los conceptos humanos de felicidad. El Señor nos ayude en este propósito por que somos hombres y mujeres débiles. Que él nos enseñe a andar por fe, no por vista.
De manera opuesta a Jesús, tenemos dificultad para amar a las personas. Habitualmente amamos a personas muy parecidas a nosotros y nos cuesta mucho aceptar a quien es distinto. Incluso entre los creyentes. Todavía existen grupos con un orgullo denominacional que se sienten superior incluso a otros creyentes.
Nos molestan los pecados de las personas y eso está bien si es una indignación santa y no es hipocresía y si junto con la molestia también mostramos el camino del perdón, pero lo normal es hacer juicios rápidos y ligeros. Vivimos preocupados con los problemas morales, pero solo con un tipo de ellos; los sexuales. La homosexualidad, el aborto, pero no mostramos la misma molestia con pecados como la usura, la codicia, la falta de equidad, la desigualdad cada vez más creciente en los países gobernados por la codicia insaciable de unos pocos. No nos molesta el orgullo y las ganas de figurar de las “celebridades evangélicas” y de la forma como obtienen el dinero de sus congregaciones. Adulamos a los que tienen más dinero, aunque en proporción, sus donaciones sean inferiores a los que tienen menos y dan más.
Vivimos buscando emociones cada vez más fuertes o el último curso bíblico de moda para ver si así inyectamos un poco de ánimo a nuestra vida espiritual. Hoy vivimos buscando un lugar donde “sentirnos bien” en lugar de buscar un lugar donde servir mejor. Nos cuesta amar a otros, nos amamos a nosotros mismos, tal vez es otra influencia del tan nombrado humanismo en el cristianismo actual.
Amar a las personas no es fácil. Hay mucha ingratitud. Muchas veces se trabaja mucho y el fruto es muy poco. Los pecados que traen algunas personas provocan consecuencias serias y muchas veces las iglesias y las personas no están preparadas para hacer un trabajo que demanda mucho esfuerzo, mucha energía y recursos. A pesar de ello encontramos personas preciosas que dedican su vida al cuidado de otros menos favorecidos espiritualmente y materialmente ¡Son muchas! Y hacen un trabajo anónimo pero que es conocido en el cielo. Nuestro deber es unirnos a estas personas y copiar su ejemplo.
Lo que no nos molesta, contrariamente a la enseñanza y ejemplo de Jesús y que si debería dolernos es la religiosidad. Por mucho tiempo hemos criticado al catolicismo romano como una religión heredada, vacía de significado y ritualista y sin embargo al parecer hemos tomado el mismo rumbo. Ser un cristiano evangélico, hoy no es garantía de mucho. Se heredan los pastorados, los dones, los ministerios, las doctrinas, las prácticas, tradiciones. También se heredan los prejuicios, el legalismo, los odios mal entendidos y los recelos ¡y no nos damos cuenta de ello! Hasta hace unas décadas, ser un cristiano evangélico, en muchos círculos era garantía de honradez, de trabajo perseverante, de orden, de devoción, de lealtad. Hoy, por las evidencias en distintos ámbitos parece que esto ha ido cambiando. Nos hemos quedado con una religión que no siempre es interior, renovadora, espiritual sino más bien exterior, formalista, ritual, emocional o racional pero que no atañe al interior, al alma, a la voluntad y deja de ser relación y se convierte en religión. Lo que tanto ofendió y dolió a Jesús no nos ofende ni nos duele a nosotros.
Unámonos en oración y disposición a muchos que con verdadera pasión buscan revertir esta situación. Quienes no lloran por sus circunstancias ni por las personas con las que les toca vivir, sino que lloran por la condición espiritual de una parte importante de la cristiandad evangélica en el día de hoy. Pidamos al Señor que nos use, que seamos los primeros en buscar su rostro y como el profeta, luego de la revelación de Dios “Heme aquí Señor, envíame a mi”.