martes, 1 de mayo de 2012


Tengo un hijo en el cielo. La experiencia de perder un hijo.Posibles caminos de sanidad
                                                                                                                                                   Ps Juan E. Barrera
(extracto introductorio de la conferencia dada el día 28 de Abril de 2012 en Santiago)
Se escucha decir por todas partes y de distintas maneras que la pérdida de un hijo es una de las experiencias más duras que los seres humanos deben enfrentar. Existen, para ello muchos factores que se conjugan entre sí y que causan el agudo dolor entre quienes pierden un hijo.
Las fantasías que se tienen acerca de los hijos, aun antes de nacer y todavía más, antes siquiera de un embarazo. Fantasías adolescentes acerca de cómo serán los futuros hijos, como serán físicamente, emocionalmente, se le asignan nombres sacados de revistas y películas, o de algún familiar. Se imagina lo que harán, a quien se parecerán y muchas otras características. “será un ingeniero dice el abuelo, un gran arquitecto sería perfecto…”dice la letra de una antigua canción refiriéndose a las fantasías de los padres sobre los hijos. Todo este cúmulo de cosas se coloca sobre el niño apenas nace y cuando estas fantasías no llegan a concretarse porque el niño nace con alguna patología o muere durante la infancia o adolescencia el dolor llega a ser insoportable porque todas estas fantasías sueños se quiebran y se hace imposible realizarlos..
El mismo sentido común que dice que son los hijos quienes deben enterrar a sus padres y no los padres a los hijos. Esta es la visión biológica de la vida que se ve alterada: nacer-crecer-reproducirse-morir. En verdad esta creencia no tiene nada de sentido común porque no existe regla alguna que asegure que así deba ser. Desde siempre, desde el más remoto pasado hasta el tiempo actual la vida ha presentado muchas situaciones de riesgo, incluso en el período de gestación y nunca nadie ha estado inmune a estos peligros independiente e la edad. No hay regla escrita alguna que confirme que son los hijos quienes deben enterrar a sus padres. En casos de guerra, por ejemplo, son miles los padres que lloran y entierran a sus hijos.
Factores culturales también juegan un rol importante a la hora de perder un hijo. En nuestra cultura no es bien visto ni se quiere aceptar que esto ocurre, aunque acontece bien a menudo y se niega. Para el hombre occidental morir es terrible y la muerte de un niño lo es más. Pensamos sencillamente que es anti natura que los hijos partan primero que sus padres y el impacto emocional que esto produce daña severamente a quienes pasan por esta experiencia. Provoca mucha impotencia, ira, una sensación de vacío, de desesperanza, de envidia, de culpa. Los medios de comunicación y la publicidad apuntan a un mundo perfecto donde la muerte no existe. Todo es felicidad y éxito, no existen ni la enfermedad ni la muerte y este falso concepto de la vida llega a moldear nuestra manera de vivir, lo que pensamos y lo que creemos, cuestiones que son severamente cuestionadas si el niño muere entre los 0-19 años.
Hay culturas que conviven con la muerte desde siempre y donde este tipo de partidas no suelen ser tan extrañas, no existe esa visión separatista que produce la muerte entre nosotros, la muerte no es el fin de todo. Los muertos están siempre presente entre ellos, tienen una mirada integral del mundo. Hay lugares donde situaciones externas como las hambrunas, las guerras, las enfermedades, las condiciones higiénicas matan a muchos niños y entre ellos estas muertes no tienen el mismo impacto que en nuestro medio.
Algunas estadísticas generales
"El informe mundial sobre la prevención de los accidentes en el menor" indica que éstos representan un problema mayor porque causan la muerte de 830.000 menores al año, una media de 2.270 niños por día.
"830.000 es una cifra elevadísima, es exactamente la población total infantil de ciudades como Marsella o Chicago", alertó Etienne Krug, director del departamento de violencia y prevención de heridas de la OMS.
Según esta investigación, las principales causas de los traumatismos infantiles son: los accidentes de circulación, los ahogamientos, las quemaduras por fuego, las caídas y los envenenamientos.
Muerte en niños por grupo etario
0-1 años:
Condiciones genéticas y del desarrollo que estaban presentes al nacer
Síndrome de muerte súbita infantil
Todas las condiciones asociadas con la prematuridad y el bajo peso al nacer
1-4 años:
Accidentes
Condiciones genéticas y del desarrollo que estaban presentes al nacer
Cáncer
5-14 años:
Accidentes
Cáncer
Homicidio
15-24 años:
Accidentes
Homicidio
Suicidio
La situación en Chile
Entre los 0 y los 18 años, en Chile mueren aproximadamente 1.100 niños al año. Sus principales causas son:
-Inmersión. 24% del total fallece de asfixia por inmersión., especialmente entre los 0-4 años.  …” 250 niños mueren por inmersión y 1.000 quedan con daño cerebral, estos 1.250 niños dan un promedio de 3 a 4 accidentes diarios por inmersión. Y no hay enfermedad existente que mate a esa cantidad de niños al día" (Carlos Hinzpeter, pediatra clínica Las Condes)
-Accidentes de tránsito y atropellos.
-Intoxicaciones.
-Intromisión de “cuerpos extraños”. 250 niños mueren al año en Chile (que causa asfixia).
-En lactantes desnutridos la causa de muerte son la diarrea aguda y la bronconeumonía, 200 niños al año
El Dr. Patricio Romero, profesor de Pediatría de la Universidad de Chile y ex jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Ezequiel González Cortés, dice: “la auténtica magnitud y la profunda trascendencia del problema en Chile se puede resumir en las siguientes afirmaciones: Los accidentes y las violencias ocupan el primer lugar como origen de muerte entre los niños de 1 a 18 años; son la primera causa de hospitalización en hospitales pediátricos…".
Corr, un autor dedicado al estudio de muerte en niños dice que por cada niño que muere son diez personas que viven el duelo y sufren los efectos de este, por lo tanto si sumamos cada muerte de un niño y lo multiplicamos por diez personas, la cantidad de habitantes que vive un duelo cada día es tremenda. Lejos del mundo ficticio e irreal de la televisión o el cine, la realidad nos muestra que las personas tristes suman un número importante, ¿Cuántos padres, hermanos, abuelos, tíos, primos existen en el mundo que lloran a un niño?

¿Qué se puede hacer por esas personas? ¿De qué manera un enfoque psico-pastoral podría ayudar en parte a disminuir el dolor de las personas? y ¿Qué es un enfoque psi-pastoral?