jueves, 22 de marzo de 2012

La muerte de un modelo


La muerte de un modelo
Juan E. Barrera
Hace apenas unas horas, mi madre hurgando en un montón de recuerdos encontró una fotografía mía con el pastor Ismael Sáez. Ambos nos vemos más jóvenes y muy sonrientes y claro, podemos preguntarnos ¿A quién le importa algo tan trivial? A nadie si no fuera por algunas cosas que quiero compartir. Ismael Sáez era un pastor y sirvió a Dios durante toda su vida y murió hace apenas unas semanas, ya estaba anciano y partió desde su casa. Se fue en completa paz a su hogar celestial. Tal vez muy pocos conocieron al pastor Sáez, pero en él quiero homenajear, con humildad a un tipo de hombres, que vale la pena destacar porque son un modelo y estos escasean en el día de hoy. El fue un ejemplo en varias maneras y de las cuales quisiera destacar tres.
Su sentido de superación. Durante el tiempo del velorio sus hijos dieron testimonio de un gran espíritu de superación. El pastor Ismael era del campo y desde ese lugar el Señor lo llamó. De en medio de las actividades propias del quehacer agrícola el Señor, como al profeta, lo llamó a una labor más excelsa, aunque en esencia tan parecida. Desde entonces comenzó toda una labor de superación en todos los ámbitos que le llevó primero al Instituto Bíblico y todos los desafíos que el estudio formal de las Escrituras conlleva, pero salió airoso. Luego sin limitación alguna comenzó su labor pastoral en varias iglesias. Lo recuerdo explicando con voz fuerte y clara unas diapositivas de El Peregrino de Bunyan en nuestra iglesia. Un misionero que dio testimonio vía e-mail durante su sepelio dijo que cuando le escuchó predicar la primera vez comentó “este hombre si que sabe predicar” y lo hacía de manera enérgica, potente, bíblica.
Su fidelidad. Sus hijos y otros hermanos dieron testimonio de su fidelidad al Señor, desde que él lo llamara. Yo lo conocí cuando era un niño y vino a pastorear nuestra iglesia y luego como miembros del mismo cuerpo pastoral en la denominación donde ambos trabajábamos. Hay tantos que comienzan en camino del servicio y son tantos los que renuncian que el pastor Ismael fue un ejemplo de amor al Señor. La partida de su esposa unos años atrás no mermó su amor y fidelidad a Dios. Conversé con él solo unas semanas después que mi hijo menor muriera y sus palabras fueron “El Señor sabe lo que hace, confía en el Señor” y había sinceridad en sus palabras. Durante su servicio fúnebre sus hijos dieron testimonio de la fidelidad de este hombre a su Señor. Vivía solo, acompañado de un nieto y nunca dejó de orar y estudiar la Biblia.
Finalmente quiero destacar su seguridad, la certeza plena de su fe. La Biblia era para él más que textos que estudiar, eran verdades para vivir. Así lo expresó, para sorpresa de todos nosotros presentes en su servicio fúnebre, predicando en un video que había grabado con anterioridad, en su propio sepelio. “Eso que ustedes están viendo ahora, decía en el video, es el cuerpo de Ismael Sáez, porque el verdadero Ismael Sáez está ya en la presencia del Señor, porque la Biblia dice que en momento de nuestra muerte estaremos ausentes en el cuerpo, pero presentes en el Señor”. Fue una sensación extraña, pero llena de convicción ver ese video con el pastor Ismael predicando en su propio servicio fúnebre, pero eso hace la certeza, nos ayuda a tomar y volver realidad aquello que para nosotros sigue siendo fe. El pastor Ismael tenía razón, lo que veíamos era solo su cuerpo, ya cansado por el paso del tiempo, pero él está disfrutando de la presencia de Jesús, el Cordero que pudo vencer.
Se ha ido un modelo de hombre, pastor digno de imitar, hombre de superación, de fidelidad, de certezas. Dios nos dé más hombres como él. El abrazo queda pendiente hasta la eternidad. Un día, aunque todavía no.