domingo, 19 de febrero de 2012

Caminando juntos al cielo. El desarrollo de la espiritualidad en pareja.


Caminando juntos al cielo. El desarrollo de la espiritualidad en pareja.
Ps Juan E. Barrera
Esta es una tarea que toda pareja debería desarrollar y como algunas de las otras tareas esta es una que sedebe trabajar la vida entera. El desarrollo de una espiritualidad, edificar una unión espiritual.
Es probable que para algunos lectores la espiritualidad no guarde relación alguna con la vida de pareja y les parezca algo muy religioso e independiente o separado absolutamente de la vida familiar, y tal vez otros piensen que incluso pudiera afectar negativamente la vida de pareja, lo que se deba probablemente a prejuicios basados en ejemplos donde una práctica no sana de la espiritualidad ha dejado huellas en uno o ambos cónyuges. Pero estos prejuicios o malos ejemplos no deben apartarnos de la suficiente evidencia que hay respecto de la influencia positiva del desarrollo de la espiritualidad en la vida de pareja y en la familia.
El concepto de espiritualidad puede ser definido de varias maneras según la persona que escriba. En mi caso, que soy un cristiano estoy entendiendo espiritualidad como una forma de relacionarse con Dios reflejada en una práctica que permite conocerlo a Él y que además expande el espíritu, la afectividad y se refleja en la belleza del carácter. Hay también otro tipo de espiritualidades que sin duda ofrecen ventajas a la vida en pareja, no obstante me estoy refiriendo aquí a una espiritualidad cristiana y protestante.
Una visión integral de hombre
La visión tradicional del hombre es lo que se conoce como el modelo bio-sico-social, es decir, el hombre como resultado de procesos biológicos, psíquicos y sociales. No hay duda que esto es así, que en muchos de los procesos humanos está presente la biología, el psiquismo del individuo y la influencia social. En este libro hemos visto mucho de ello. En las etapas del desarrollo que lleva a una persona desear formar familia, en la práctica sexual y otros muchos aspectos está presente el elemento biológico. En la manera de conformar el mundo, en el temperamento, en la conducta en pareja, en la práctica sexual, en las emociones, está el elemento síquico y en la influencia de los padres y de la familia de origen, por ejemplo está la función social. Empero, la visión de hombre es insuficiente si no agregamos la dimensión espiritual. El hombre no solamente es conformado por las tres dimensiones expuestas. Si falta la dimensión espiritual el hombre es un ser incompleto. Sin un concepto apropiado de trascendencia el hombre se queda simplemente sin respuesta a muchos de los avatares que la vida le ofrece.
En la vida de pareja se presentarán mil y una dificultad. Las parejas con años de casado ya lo saben; desilusiones, pérdidas importantes, situaciones imprevistas, enfermedades, dolores y muchos interrogantes que no tienen respuesta desde un modelo puramente bio-psico-social.
Por qué una espiritualidad
Además de lo que ya hemos dicho, que es fundamental, esto es la visión de hombre que se tiene, podemos encontrar otras razones para el desarrollo de la espiritualidad en la pareja.
La primera razón es psicológica. El Dr. Viktor Frankl, creador de la Logoterapia, en su libro La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión, comparando el psicoanálisis freudiano escribe:
“no se trata ya de un mero inconsciente impulsivo, sino también de un inconsciente espiritual; el inconsciente no se compone únicamente de elementos impulsivos, tiene asimismo un elemento espiritual; el contenido del inconsciente aparece así fundamentalmente ampliado, y el inconsciente mismo clarificado en impulsividad inconsciente y espiritualidad inconsciente” (p. 21)
Para este importante psiquiatra lo inconsciente del hombre no son los impulsos sexuales, sino los impulsos espirituales, en esto está el secreto de la existencia del hombre y el sentido de la vida, en esencia somos seres espirituales y nuestras respuestas humanas responden a esta conformación.
La segunda razón es teológica. Muy relacionada con la anterior. Somos seres divinos, criaturas e hijos de Dios. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, llevamos su sello, le pertenecemos, tenemos eternidad en nosotros, somos seres morales y por tal razón existe una dimensión en nuestro ser que no puede ser reemplazado por otra cosa y que nos permite relacionarnos con Dios a través de la fe.
Thompson y Lyons (2005) escriben:
La imagen de Dios envuelve muchas cosas, pero sin duda el punto
esencial es que el hombre tiene un espíritu inmortal que es capaz de
fraternizar con su Creador. Esta es la razón por la cual el hombre encaja perfectamente para tener comunión con Dios—algo que ningún
animal puede algún día hacer.
La tercera razón es terapéutica. Está probado que muchos modelos de terapia abiertos a la espiritualidad logran mejores resultados, más que ningún otro, en distintas áreas de trabajo. Ejemplo de ellos son los alcohólicos anónimos, la gran cantidad de grupos pequeños de apoyo a personas que han perdido un hijo, personas con enfermedades terminales, padres de niños con retraso mental, etc y el trabajo de muchas comunidades religiosas orientado a la familia y a la rehabilitación.
Desde la terapia individual o de pareja resulta un plus la espiritualidad de los pacientes, si es que esta ha sido practicada sanamente y si el terapeuta no tiene prejuicios respecto de ello.
La cuarta razón es práctica. Una espiritualidad vivida apropiadamente traerá consecuencias en el modo de ver el mundo y con ello en la forma de ser pareja y de ser familia. Hay mayor armonía cuando existen valores, proyectos y expectativas que son compartidas.