jueves, 21 de febrero de 2008

DIOS ESTÁ EN LA OSCURIDAD

Juan E. Barrera

“Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios”
Éxodo 20:21.

H
Oy en la mañana, en mi lectura sistemática de la Biblia llegué a este pasaje en el libro de Éxodo, el capítulo 20. Estoy usando para esta lectura una antigua Biblia versión Scofield. Las razones para ello son variadas y no corresponde ahora mencionarlas. Lo interesante fue que en el margen de mi Biblia había anotada una fecha: Marzo de 1984. y recordé inmediatamente la experiencia que viví en esa fecha. Tenía que tomar una decisión importante en mi vida, era joven y tenía mucho miedo. Había orado por ello todo un verano sin obtener respuesta de parte de Dios. Llegó marzo y no sabía que hacer, hasta que una de esas mañanas encuentro este verso “…y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios”. En ese momento la oscuridad para mi era todo un mundo nuevo que se me habría y que yo desconocía, no sabía que venía en el futuro, no tenía seguridad de ningún tipo, solo la palabra del Señor diciéndome que allí en la oscuridad estaba Dios, y yo le creí, y no me equivoqué. Decidí sin tener toda la luz necesaria, a tientas, sin ver el camino, sin ayuda humana, y sin más recurso que la fe, caminé hacia la oscuridad y claro, allí estaba El esperándome.
La oscuridad forma parte del andar cristiano. No siempre tenemos las cosas claras, no siempre las cosas encajan como quisiéramos. Esto se debe a que vamos cambiando y muchas de las crisis son de desarrollo, de crecimiento, de amplitud. Otras son resultado de malas acciones, nuestras o de otras personas que nos afectan. Otras crisis forman parte de la escuela de Dios para que le conozcamos más y le sirvamos mejor.
La oscuridad, para los niños, en cierta etapa de su desarrollo, es una experiencia traumática. Quedarse solos en la oscuridad les provoca un terror que no pueden controlar. Llaman a gritos a su mamá, lloran y buscan con angustia el interruptor de la luz. Para ellos quedarse en la oscuridad es una señal de mucho peligro, lo desconocido los aterra. Así somos también los creyentes, cuando Dios nos hace pasar por la oscuridad gritamos, lloramos y nos asustamos. Hasta buscamos un “espanta- cuco” emocional que nos libre de la angustia de esa existencia oscura porque tenemos mucho miedo.
En estos días renunciemos a nuestros temores y ansiedades. Dejemos de ser niños y avancemos hacia lo desconocido. Dios está en la oscuridad, allí están los brazos abiertos de la cruz esperándonos.

1 comentario:

  1. Esto me hace mucho sentido. Es siempre en la oscuridad donde se puede ver mejor la luz.

    El año pasado fue un periodo en el que me dije "y para qué querra Dios que me pase esto? Cómo hará Dios algo bueno de esto?"

    Y aquí estoy, después de la experiencia del desierto (aún recuerdo una clase que tuve contigo en la que hablaste del desierto) fortalecida, en brazos de una experiencia de fé increible, que ha cambiado mi vida y bueno... no soy perfecta, pero he aprendido a ver a Dios de otra manera, todo gracias a la oscuridad.

    Muchos besos John Barrier, que alegría que estés blogeando.

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